Hace apenas una semana visité los polígonos industriales de Almassora con la concejala de Urbanismo, Carmina Martinavarro, y el inspector municipal encargado de la revisión de solares. Quería comprobar de primera mano el ritmo de desarrollo de estos espacios tras las numerosas licencias de actividad y de ampliación que he firmado en los últimos meses. Ver de cerca cómo repunta el trabajo en estos espacios industriales fue un soplo de esperanza tras años de parón. Los datos del departamento de Urbanismo confirman que, aunque faltan cerca de dos meses para que acabe el año, sólo falta una licencia para igualar las cifras de 2016, por lo que todo apunta a que llegaremos a Nochevieja con un incremento de la actividad, sobre todo en el polígono SUPOI-8, junto al Camí Fondo. Allí operan algunas de las industrias más potentes de nuestro entorno y allí se concentran buena parte de las licencias que vaticinan un futuro más que prometedor para el empleo local.

Fue una pena que el nacimiento del polígono coincidiera casi en el tiempo con la crisis económica, que lo dejó prácticamente paralizado durante años a la espera de superar la incertidumbre del momento. De aquella angustia hemos aprendido algunas lecciones, igual que de la sentencia de la avenida Generalitat sabemos hoy que heredamos una deuda millonaria y un sinfín de recortes en servicios públicos que aún sufrimos los vecinos de Almassora.

Octubre ha terminado con la deuda más baja de la década para el Ayuntamiento, no por casualidad, sino por una rigurosa gestión económica. No hace mucho que nuestros antecesores en el gobierno local intentaron que creyéramos que por tasar mal los terrenos de la avenida Generalitat el Ayuntamiento concertó unos préstamos, pagó a los propietarios 8,1 millones de euros, amortizó esos créditos y fin del problema sin consecuencias para los vecinos gracias a una gestión casi milagrosa en tiempo récord.

No sería tal cuando los números que maneja la Tesorería dicen lo contrario y ratifican que el consistorio que presido tiene ahora la mitad de la deuda que en 2014. Exactamente 3,2 millones de euros por pagar tras amortizar en octubre 923.000 euros de un préstamo concertado para hacer frente a la sentencia.

Sí, a día de hoy aún pagamos aquella mala gestión. Lo hacemos en forma de deuda y de recortes en los servicios públicos que vamos recuperando poco a poco. ¿Cómo era posible que un Ayuntamiento con un presupuesto de 19,9 millones en 2013 pagara 8,1 millones sin que se resintieran los servicios públicos? No era posible. Pero aprendimos la lección y nos situamos ya en los indicadores económicos que queríamos.

También progresivamente tenemos que recuperar la ambición del polígono SUPOI-8 y de las otras zonas industriales de Almassora, donde está el verdadero motor de la economía local. Estamos invirtiendo más en mejorar la imagen de estos espacios para resultar más atractivos a nuevos empresarios y mantener a los que ya nos eligieron para desarrollar su actividad en el pasado. Aspirar a la marca Municipio Industrial Estratégico es el colofón a ese empeño. Bienvenidos sean los que vienen a trabajar y a generar trabajo en Almassora.