El Gobierno central proyectó en la época del «boom» de la construcción dos desaladoras en Moncofa y Orpesa para garantizar el suministro en las nuevas urbanizaciones proyectadas. Pero la burbuja inmobiliaria pinchó y las propuestas residenciales se quedaron sin ejecutar. Las dos infraestructuras, que costaron 117 millones, se encuentran paralizadas desde hace años por falta de demanda.
A la ausencia de nuevas urbanizaciones hay que unir el hecho de que los ayuntamientos y los regantes consideran demasiado alto su precio. La cuestión es que las dos plantas desalinizadoras han de estar en marcha antes del 31 de marzo de 2019 si no quieren perder los 35 millones de ayudas de la Unión Europea. Por ello prevén empezar a operar en abril de 2018 pero a solo un 10 % de su capacidad, según indica el contrato de vigilancia y mantenimiento que se acaba de adjudicar en la planta de Moncofa. Esta estimación se refiere a esta desaladora, pero cabe tener en cuenta que la sociedad estatal de Acuamed vincula un funcionamiento conjunto en ambas instalaciones. Para hacer frente a la sequía, Acuamed plantea la posibilidad de activar la desaladora de Sagunt, pero en el caso de Moncofa y Orpesa descarta una apertura inmediata porque no hay demanda, según fuentes de Acuamed.
El informe de Moncofa señala que tiene como únicos usuarios a los Ayuntamientos de Moncofa y Xilxes y subraya que en el actualidad «el consumo de agua desalada es nulo». Añade que «el escenario previsto de funcionamiento varía entre el 0 % y el 20 % de producción mensual», aunque puntualiza que «se puede dar el caso de que la planta tenga que producir el 100 % de la capacidad disponible». El cuadro de estimación de Moncofa contempla una producción de un 10 % en abril de 2018 y de un 20 % de junio de 2018 a septiembre de 2019. En octubre de dicho año bajaría al 19, 95 %, agrega.
Esta planta tuvo un coste de 54 millones y su objetivo es abastecer a Moncofa, Nules, la Vall d´Uixó y Xilxes. Su capacidad es de 30.000 metros cúbicos al día en una primera fase, ampliable a 60.000 m3/día en una segunda.
Por su parte, las obras de la desaladora de Orpesa costaron 63,2 millones y pretende satisfacer el incremento de la demanda en Orpesa, Cabanes y Benicàssim a corto, medio y largo plazo. Para ello cuenta con una capacidad de producción de 65.000 metros cúbicos al día en una primera fase, pudiendo llegar a los 130.000 en la segunda fase.
La Unión Europea facilitó 35 millones a las desaladoras castellonenses en concepto de ayudas económicas. En marzo de 2017 expiraba un primer periodo que había fijado Bruselas para que estuvieran activadas las citadas plantas, pero este plazo se prorrogó otros dos años. Las dos plantas confían en conseguir los usuarios necesarios para arrancar antes de la fecha tope puesta por Europa en marzo de 2019. En caso contrario perderán los 35 millones de la UE, lo que supondría un encarecimiento del proyecto.
