La falta de formación de la mayoría de parados de Castelló lastra su incorporación a algunos de los sectores principales de la provincia como la industria manufacturera y la agricultura. Según los datos del Servicio de Empleo de la Generalitat Valenciana, el 80 % de los desempleados tienen como mucho el graduado escolar.

El paro ha bajado un 10 % en el último año en Castelló pero casi el 90 % de los contratos formalizados han sido temporales. Los sindicatos denuncian desde tiempo atrás una precarización de las condiciones laborales. Se da la paradoja de que un actividad como la de maquinaria cerámica tiene un déficit de personal cualificado y ha de buscar fuera de Castelló porque en la provincia no encuentra. ¿Qué sucede para que entre los 41.163 parados -según datos de octubre- la maquinaria del azulejo no localice técnicos? Las estadísticas el Servef lo dejan claro y constatan que se debe a que el grueso de desocupados de Castelló carecen de los estudios necesarios. Antaño ocuparon empleos en el boyante sector de la construcción en la etapa del «boom» inmobiliario. Las centrales sindicales lamentan que entonces muchos jóvenes abandonaron los estudios antes de hora atraídos por el maná inmobiliario.

Según el informe del Servef, de los 41.163 parados, 24.644 realizaron estudios primarios sin conseguir el título de graduado escolar o equivalente, mientras 6.312 únicamente obtuvieron estudios básicos.Es decir, 30.956 desempleados disponen de una formación elemental.

Por su parte, 362 parados cuentan con título de grado universitario y 1.056 con enseñanzas universitarias de primer ciclo y equivalentes.

Así, por sectores económicos, la industria manufacturera, que engloba a la cerámica, concentra 4.644 parados del total de 41.163 personas sin trabajo. El principal grupo de demandantes según la actividad económica es el de hostelería, con 6.237, seguida de actividades administrativas y servicios auxiliares con 5.807.

Llama la atención el reducido paro existente en la agricultura -1.615 demandantes-, cuando los sindicatos y la Unió de Llauradors advierten que la campaña citrícola de Castelló de este ejercicio registra un déficit de «collidors» de 3.500 personas. En este caso, Comisiones Obreras y la Unió de Llauradors señalan que faltan recogedores por las duras condiciones que fijan los contratos realizados a través de empresas de trabajo temporal (ETT). CC OO indica que estos contratos solamente pagan 1,55 euros por capazo frente a los 2,19 estipulados en el convenio de recolección de cítricos. Con esta cantidad, los temporeros cobran al día unos 20 euros. La mayoría son inmigrantes que llevan años viviendo en España y muchos de los mismos han dicho basta y han preferido marcharse a trabajar a otros países de la Unión Europea. También ha habido trasvase de trabajadores a otros sectores que empiezan a despuntar como la cerámica, hostelería y construcción.

En la industria, la patronal de maquinaria cerámica (Asebec) advierte de que las empresas que agrupa se han visto obligadas a buscar empleados técnicos de otras provincias. Afirma que para 2018 ha calculado un déficit de 68 profesionales, de los que 21 corresponden a ingenieros y 47 a formación profesional.

«Los alumnos que finalizan los ciclos formativos no cubren las necesidades para la demanda de estos momentos» , manifestó Asebec en la última asamblea celebrada el 15 de noviembre. Los 21 puestos de ingenieros que se requieren en 2018 son perfiles ligados a titulaciones de diseño o de ingenierías industrial o eléctrica, mientras los 47 de formación profesional están vinculados a los ámbitos de la electricidad, electrónica, fabricación y montaje y mecatrónica.

Según la patronal de maquinaría cerámica, de los 4.000 parados adscritos a la industria, en principio se podían reciclar 200, pero finalmente las empresas sólo han contratado este año del desempleo de Castelló a tres personas. El resto ha sido fichado de otras provincias de España.

El descenso del desempleo que se registra en las comarcas castellonenses se produce con trabajos de poca cualificación y de bajos salarios vinculados a la hostelería y comercio.