«Mamá, ¿dónde te toca trabajar hoy?», me preguntan mis hijas cada día. Fuera de casa soy camarera, pero también limpio y cuido a una persona mayor. Dentro de ella, lo mismo durante 24 horas, pero sin cobrar nada: he de llevar a mis cuatro niñas al colegio o al médico, limpiar mi hogar y desplazarme para hacerlo en otro... En eso se basa mi rutina diaria.

Nací en Malí hace 33 años y, de ellos, los últimos 15 los he vivido en España. Elegí Castellón porque mi marido, que es de Mauritania, vivía aquí desde mucho antes y cuando nos casamos yo me quedé. Vinimos para buscarnos la vida. Cuando todavía estaba en mi país era muy joven y no trabajaba; solo con mi madre en el campo, al igual que mi esposo. Al llegar aquí había bastante empleo, pero como no hablaba castellano me costó encontrarlo. Aunque este no es mal lugar para vivir, echo mucho de menos Malí y me gustaría volver.

A día de hoy, cuando abro todos los cajones en mi casa solo veo nóminas, nóminas, nóminas... Más que una persona con empleo fijo desde hace años. Y, sin embargo, no siempre trabajo con contrato. Ahora mismo, en Castellón, ¿qué ocupación hay para una mujer si no es como limpiadora o como camarera en la temporada de verano? Para las personas sin estudios, resulta muy difícil. También conozco a hombres a quienes les ha llevado muchos años encontrar trabajo por ser mayores de 50 años y a mí me ha costado más por ser mujer, porque tenemos menos alternativas.

Si pudiera cambiar algo, sería que mi marido encontrara un trabajo fijo. Así, yo me conformaría con un empleo a media jornada para poder ocuparme de las niñas. Pero es imposible. La única opción es buscar y conformarse con lo poco que ofrecen, porque no vas a ganar 1.000 euros. Para nada. Como mucho, 8 horas por 700 euros.

En mi caso, hace poco encontré un empleo de lunes a sábado en la hostelería. En la entrevista de trabajo me dijeron que pagaban 800 euros, y cuando pregunté si ese dinero lo iban a poner en nómina, me dijeron que sí. Así que me puse a trabajar un mes y, a la hora de firmar el contrato, 450 euros los pusieron en nómina y el resto en negro. Les dije que no me interesaba porque el día de mañana, si me quedara sin trabajo y quisiera pedir el paro, no conseguiría nada. La respuesta fue: «Mira, aquí si quieres trabajar vas a trabajar, pero en los bares que están por aquí cerca hay unas chicas más jovencitas que cobran 400 euros». Y yo contesté: «Si a esas chicas como dices tú tan jovencitas las puedes contratar por 400 euros, ¿por qué no las coges?».

Yo formo parte de una asociación de trabajadoras del hogar, porque como empleada del hogar no tienes derecho a nada: ni a ayuda, ni a paro, ni a seguro por si te caes y necesitas ir al médico. Casi te diría que la mitad de las trabajadoras de Castelló no dispone de algo básico como es un contrato. Y, por otro lado, mucha gente prefiere no tenerlo porque así puede cobrar 700 euros y obtener ayuda por otro sitio, como me ocurrió a mí. La asociación, entonces, es para animar a las personas a que exijan un derecho básico como es un contrato de trabajo y Seguridad Social. Igualdad y derechos. Estamos luchando por eso.

Poco más de 300 euros. Es el sueldo que solemos llevar a casa al final de cada mes tanto mi marido como yo misma. Ni siquiera sumamos 1000 euros entre los dos para mantener a seis personas. He estado trabajando todos los años desde que empezó la crisis sin descanso. No podemos permitirnos vacaciones. Llevo aquí 15 años y mis hijas todavía no conocen a mis padres. Por otro lado, en la compra diaria buscamos lo barato, lo sencillo. Tenemos facturas pendientes y también pagamos poquito a poquito los intereses de la hipoteca.

A pesar de todo, me siento en cierto modo afortunada porque he visto a tanta gente con lágrimas... Cuando iba al colegio a llevar a mis niñas, había muchas mamás de criaturas pequeñas que no tenían trabajo. También he tenido la suerte de que mis hermanas me ayudan en la medida de lo posible, así que, por esa parte, nos encontramos bien. Pero en esta situación no puedes tener más, no puedes avanzar, estás en el mismo nivel. Esa es la realidad. Y tengo dudas de que el futuro de mis hijas sea fácil.