La edición de Levante de Castelló del 11 de enero de 1993 recogía una información sobre el cardenal Tarancón extraída de una larga entrevista publicada por la revista castellonense Limbo: «Tarancón dice que su carácter y temperamento le impedirían ser papa», se destacaba en titular.

Tarancón rechazaba de plano que hubiese tenido posibilidades de ser papa porque «no era fácil que hubiese un papa español, y no tengo cualidades para ser papa, entre otras cosas porque no sé de lenguas y esa es una de las necesidades para poder serlo».

Pero, además, matizaba que «mi temperamento y mi carácter no son, para estar en el Vaticano con ese pese enorme que tiene la estructura vaticana».

Además, reconocía que la posibilidad de llegar a ser papa no le había hecho perder «ni un minuto de sueño» pese a que algunos periodistas barajarán en su día esa posibilidad y aseguraran, incluso, que era uno de los candidatos más firmes para ocupar el más alto puesto de la Iglesia.

A la hora de recordar sus comienzos como sacerdote en Vila-real, el cardenal consideró que había sido el mejor distintivo que ha había tenido en su carrera, aunque no dejó de reconocer que «el ser obispo, cardenal o recibir honores y dignidades satisface un poco».

En la entrevista, el cardenal Tarancón aprovechó para mostrar abiertamente su oposición frontal a la ley del aborto en calidad de «cristiano y hombre civilizado» y defendía «la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte. La vida es el gran bien de todos los seres humanos», dijo el cardenal.