Bonera, en aquella jugada, se limitó a llegar tarde a la disputa del balón pero intención de agredir no hubo y el árbitro lo sabía perfectamente. A uno, telespectador del partido, no le cupo la menor duda en contemplar la jugada, de que el bueno de Bonera se iba a duchar enseguida, como así ocurrió. El Villarreal es un equipo al que resulta muy fácil pitarle un partido, sea el que fuere, donde fuere y como fuere. El Real Betis, por su parte, es ese equipo destinado a vivir man que pierda y a estas horas no vamos a discutir del lado de quién van a caer las simpatías/antipatías comparados los béticos con els grocs, Vila-real con Sevilla, Andalucía con València, Joselito con cualquier aficionado a rodar els bous de vila. ¿O es que las fiestas de San Pascual y la Feria de Abril son comparables?

En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira. Bonera no tuvo intención alguna de producir daño físico a su rival, compañeros de profesión al fin y al cabo, y no la tuvo porque se está ante un futbolista cuya trayectoria se basa mucho más en dominar los tiempos y los espacios que en dejar sentado quien manda allí por la razón de la fuerza. Los tres puntos del premio se quedaron en la alcancía del Betis y nadie ha movida una ceja por eso. Ojalá fuera la última de las muestras del repertorio, pero no caerá esa breva.

En otro orden de cosas, y ante la persistencia de la lesión de Bruno, el club de Miralcamp ha decidido la contratación de Javi Fuego en la opinión del cronista un acierto pleno. Se está ante un futbolista destinado a dar descanso tanto a Rodrigo como a Trigueros, dos futbolistas principales en el submarino, que lo estaban jugando todo, con una carga muscular excesiva y sin un relevo natural, a salvo la presencia obligada de algún jugador procedente de los equipos inferiores, todavía sin la experiencia necesaria para la disputa de partidos que vendrán.

El sistema defensivo del Villarreal está bien engrasado y Javi Fuego posee suficiente experiencia para formar parte de él con garantías suficientes; a la vez, le llega, un poco tarde, la posibilidad de estar en un equipo con grandes compromisos, así en la liga doméstica como en la Europea, y cuya oportunidad ha saludado públicamente con alborozo. Como cuenta con la confianza del entrenador, Calleja, todo lo demás vendrá por añadidura.

Cerrado el mercado de invierno con la salida de Bakambu hacia el fútbol chino, ese Eldorado del fútbol mundial donde atan los perros con longanizas, su lugar ha sido ocupado por la llegada de un compatriota de Carlos Bacca, sin que de momento se hayan producido otros huecos que los referidos, de modo que lo que queda de liga se afronta con la plantilla a buen recaudo y una clasificación que, de seguir así, el panorama resulta, cuanto menos esperanzador para los intereses del clube de F.R., quién nos lo iba a decir.