Las manos de José Vicente y María mueven actualmente la cocina de La Farola, en la población palantina de Altura. Una #cocina4manos #nonstop, como ellos mismos definen, basada en el producto de mercado, la calidad, el trato personal y la proximidad sus señas de identidad. Desde que en 2007 José Vicente Garnés y sus padres, Roberto y Encarna, decidieran abrir este bar en la calle Agustín Sebastián, La Farola ha sabido reconvertirse en uno de los restaurantes más especiales de la comarca del Alto Palancia. Buena «culpa» de ello la tiene la mitad del engranaje, la mujer de José Vicente, María Adrián, que fue «clave» para llenar de pasión, ilusión, aires renovados y mucho sabor la cocina de La Farola dejando atrás Valladolid, en 2013, para viajar hasta Altura y marcar una evolución en lo que hoy día el restaurante. Y fue «clave» también la red social Instagram, a la que hoy día todavía siguen más que vinculados subiendo sus creaciones, la que a través de la cocina y las fotos de los platos unió a estos dos jóvenes a comenzar su andadura gastronómica y personal. A María y José Vicente se une su equipo, formado por seis personas sin los que, como ellos destacan, «está claro que nada sería posible, ni en la sala, ni en la cocina, porque todos trabajamos para que todo salga adelante».

Desde finales del pasado año, María y Jose decidieron dejar a un lado el bar tradicional del que, por supuesto, siempre conservarán sus raíces y se sienten más que orgullosos y apostar por un servicio de comidas y cenas. Ahora, el restaurante sirve un menú de martes a viernes de diez euros, con bebidas aparte, así como varias sugerencias para el centro, y una carta durante las noches de miércoles a domingo y los fines de semana que permite degustar distintas elaboraciones. Una carta que cambian con asiduidad «para que el cliente no se aburra y nosotros tampoco», marcada por el producto de mercado de temporada tradicional, con toques y guiños a cocinas de otros países y culturas.

Además, desde la cocina de La Farola, trabajan por poner en valor la materia prima de la zona, como los ricos aceites, quesos, carnes, dulces o frutos secos, así como el producto de kilómetro cero que, «en temporada de hortaliza cultivamos en nuestro huerto». «Intentamos apostar por los productos de la comarca y, afortunadamente, cada vez hay más restaurantes que lo hacen», comentan. Productos que combinan y enriquecen con inspiraciones e ideas que surgen «cuando menos te lo esperas, buscando en libros; viajando; yendo a otros lugares a comer; al mercado a comprar y viendo el producto; en casa o en cualquier lugar» y tardan en elaborar «dependiendo del día». «Hay veces que sale en el momento y otras veces que le damos muchas vueltas hasta que sale algo», destacan.

Estos días, La Farola ofrece, además, durante todos los fines de semana de febrero hasta el 4 de marzo, un delicioso menú dentro de las XXI jornadas gastronómicas del Alto Palancia.