Desde enero de 2015, esta unidad ha facilitado el tratamiento a más de veinte niños que han podido continuar yendo a clase y mantener el día a día de antes de que le fuera diagnosticada la enfermedad. Hoy, en el Día Internacional contra el Cáncer Infantil, la pediatra que trabaja en esta unidad, Ester Tornador, nos cuenta en qué consiste esta asistencia y los resultados que han obtenido en estos primeros tres años.

La doctora Tornador explica que el principal objetivo de este servicio es «prestar apoyo a las unidades de referencia de Valencia siguiendo los protocolos y órdenes de tratamientos. Se trata de llevar los pacientes de manera conjunta».

La atención a los niños con cáncer se centraliza en el hospital de día pediátrico y consiste, principalmente, en la administración de tratamientos quimioterápicos que se pueden administrar en régimen de hospital de día, sin necesidad de ingreso. Además, también se realizan controles clínicos y analíticos como los controles de toxicidad de la quimioterapia.

De esta manera, los niños acuden al hospital, reciben el tratamiento y se marchan. La doctora recuerda que se trata de casos en los que la enfermedad está estable y no se precisa de largas estancias de ingreso hospitalario.

El principal objetivo de esta iniciativa es conseguir mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias y, tal como explica la doctora Tornador, «gracias a la coordinación con los centros de referencia se está consiguiendo». «Esa coordinación hace que el niño y su familia pueda tener un día a día normal. El niño puede ir al colegio, los padres no se tienen que ausentar todo el día del trabajo, se evitan viajes a Valencia y que su vida sea lo más confortable posible durante el tratamiento», explica la pediatra.

La doctora hace hincapié en que la coordinación es tan buena que de forma periódico se comunican con los oncólogos a través de videoconferencias para abordar la evolución de cada paciente. «Eso las familias lo saben y les da seguridad», apunta la doctora. Además, la pediatra añade que «el tener un centro próximo a su casa que normaliza esa situación, que el niño entra en el centro, lo encuentra agradable, no se siente tan enfermo, se siente acogido, si tienen dudas llaman al centro, porque saben que estamos al corriente de la enfermedad del niño al tiempo que mantenemos contacto con su oncólogo,... toda esa ayuda asistencial que hasta ahora las familias de Castelló no tenía, facilita el día a día de todos».

Con todo ello se consigue que el niño «se sienta normal». «Un niño con cáncer es un niño que está muy estigmatizado, todo el mundo se gira a mirarlo y normalizar la enfermedad es una cosa muy importante», apostilla.

El Hospital General Universitari de Castelló mantiene una media de entre 10 y 12 diagnósticos al año, una cifra que se mantiene estable desde hace tiempo. En el mismo hospital se comunica a la familia la sospecha de que el niño o la niña pueda tener cáncer pero el diagnóstico final siempre se da en los centros de referencia. Aún así, los profesionales médicos del General también se enfrentan a ese momento en el que se tiene que informar de la situación. Si el niño es suficientemente maduro o tiene a partir de 11 años también se le habla de la enfermedad. «Se le habla claro y, sobre todo, te esperas a ver cómo responde y qué te pregunta. Los niños son mucho más valientes que nosotros. Siempre preguntan por si podrán seguir yendo al colegio y cosas de su vida cotidiana que tienen miedo de perder. Son muy intuitivos y la mayoría de ocasiones la comunicación con ellos es mucho más fácil de lo que se piensa», asegura la doctora Tornador.