La cuenta atrás para ese partido que desde hace unas semanas se había marcado de color rojo en el calendario ha empezado. El domingo se verán las caras en el Ciutat de València el líder Atlético Levante y el co-líder del grupo VI de Tercera División, el CD Castellón. Los dos clubes están empatados a puntos, pero con dinámicas inversas. El filial granota en los diez últimos partidos solo ha ganado 10 sobre 30 posibles (cuatro victorias, cuatro empates y dos derrotas) y el conjunto de la capital de la Plana lleva 28 sobre 30 (nueve victorias y un empate).

En el partido de la primera vuelta el Atlético Levante venció por un marcador de 0-1 con un gol de El Hacen en el minuto 93. En la primera parte agradó y mucho el equipo levantinista, y tras el descanso fue mejor el equipo albinegro, entonces entrenado por Frank Castelló, pero acabó sucumbiendo. Ahora hay ganas de revancha, de devolverle la moneda al conjunto valenciano y encima en un campo de Primera División como es el estadio Ciutat de Valencia.

Dos equipos talentosos

Cara a cara estarán dos equipos talentosos. Uno joven y el otro experimentado. El filial granota tiene una media de edad de 22 años, aunque hay futbolistas que superan esa media, caso del que pudo ser albinegro Álex Cortell (27), Juan Delgado (24) y Alberto Tendillo, Javi Ramírez y Javi Olmedo (23). El Castellón, por su parte, tiene una media de edad de 27,1 años y la superan futbolistas como es el caso de Ángel Dealbert (35), Javi Rubio (33), William Domíngues (30) o los casos de Juanjo Gracia y Arturo Navarro (28).

Obvia decir que el Atlético Levante es un equipo hecho a base de talonario para recuperar la Segunda División B, que es el mismo destino que tiene fijado entre ceja y ceja el Castellón.

En juego está ver quién quedará campeón del grupo VI de Tercera División porque nadie discute que levantinistas y albinegros estarán en la fase de ascenso a la división de bronce. Quedar campeón tiene esa ventaja de que te la puedes jugar toda a una carta en una final a ida y vuelta, y en caso de perder siempre queda reengancharse e intentar superar dos eliminatorias de semifinales y otra final. El otro camino es mucho más complejo y los albinegros saben perfectamente lo que les espera en ambos casos para tratar de subir a Segunda B.