La Casa dels Caragols de Castelló acogió ayer la primera del ciclo de cuatro conferencias que ha organizado el ayuntamiento para explicar la normalización del topónimo de la ciudad -Castelló de la Plana y Grau-. La técnica superior de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, Maite Mollà, subrayó que la denominación bilingüe tiene un uso «residual» tanto en la Comunitat Valenciana como en España.

Según informó a este diario, en Castelló los 51 municipios de la zona castellanoparlante tienen una única denominación, mientras 62 de los 84 del ámbito valenciano cuentan con un topónimo normalizado (el 73 % del total), 13 en bilingüe. Otros 8 solo disponen de un nombre pero no está normalizado correctamente. Mollà añadió que a nivel estatal el 1,5 % de pueblos disponen de un topónimo en dos lenguas. En Galicia y Cataluña solo existe un único nombre en sus localidades. Hay opciones bilingües, apuntó, en Euskadi y la Comunitat. Subrayó que la alternativa bilingüe solo se aprueba «cuando no hay otra salida», ya que, según resaltó, la mayoría de localidades apuestan por su nombre histórico.

Sostuvo que el último decreto del Consell- de junio de 2017- sobre la oficialización de topónimos insta a evitar la utilización de la alternativa bilingüe «porque no responde a razones históricas». Además, reveló que el propio grupo de expertos de nombres geográficos de la ONU aconseja la única denominación.

En Castelló, las poblaciones con opciones bilingües son la capital de la Plana, Alqueries, Benicàssim, Borriana, Llucena, Orpesa, Peñíscola, Sant Jordi, les Useres, Vilafranca, Xilxes y Xodos. Benlloc está en tramite de normalización. Vilafranca acaba de aprobar la alteración del orden de su versión bilingüe, pasando al primer término el topónimo valenciano.

Por su parte, los no normalizados con una alternativa son Cervera del Maestre (debería ser Maestrat, según la AVL), Forcall (el Forcall), San Rafael del Río (Sant Rafel del Riu), Herbés (Herbers), Santa Magdalena de Pulpis (de Polpis) y Sierra Engarcerán (Serra d´En Galceran).

La técnica de la AVL apuntó que la propuesta referente a Castelló tardará un mínimo de seis meses en oficializarse. El pleno municipal del 31 de mayo -requiere una mayoría simple- iniciará el proceso y elevará la iniciativa a la dirección de Administración Local del Consell. El ente autonómico solicitará un informe a la AVL y luego remitirá la nueva denominación oficial para su aprobación por el pleno del Consell. Incluirá un periodo de alegaciones, con lo que hasta primeros de 2019 no se validará el nombre.