Hoy se cumplen 2.500 días desde que el CD Castellón escribiera una de las páginas más negras de su historia: su descenso administrativo de Segunda B a Tercera División. Todo por la dejadez de quienes regían los destinos del club de la capital de la Plana en aquellas fechas, quienes se negaron a pagar una deuda de 350.000 euros a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Ni Antonio Blasco ni José Manuel García Osuna, que eran los verdaderos 'jefes', quisieron saber nada y dejaron al equipo agonizando mientras las instituciones tampoco movieron ni una sola pestaña. Como el que no quiere la cosa, desde aquello ya van siete temporadas cuando todos los albinegros confiaban en que sería un año de transición por esta división.

En este curso liguero algo especial se palpa en el ambiente y apunta a que podría ser el último año. El fútbol le debe una al Castellón tras lo sucedido en Gavà hace tres años y la campaña 2017-18 podría ser la definitiva.

Fue el 19 de julio de 2011 cuando la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana (FFCV) le transmitió la mala noticia de su descenso administrativo. Se dieron unos días de moratoria, llegó la incerteza, la agonía y al final el irremediable descenso a la cuarta categoría nacional, a la que no asomaba el Castellón desde hacía 32 años. La plaza del conjunto albinegro en el grupo III de Segunda B fue adquirida por el Mallorca para su filial a pesar de estar en concurso de acreedores, y estuvo pagando a plazos los 395.000 euros que le costó.

Numerosas fechorías

Hoy se cumplen 2.500 días purgando las fechorías llevadas a cabo por aquellos dirigentes, quienes podrían sentarse en el banquillo de los acusados por las denuncias presentadas en su día por Sentimiento Albinegro, asociación que aglutina a los pequeños accionistas y abonados del Castellón, que contra carros y carreras no quiere cesar en su empeño de que se haga justicia por la entidad albinegra.

Y en todo este tiempo se han vivido mil y unas aventuras. Se entró en concurso de acreedores, se han vivido episodios agónicos a nivel económico y tremendos bochornos capitaneados, en los últimos años, por el expresidente David Cruz, precisamente uno de los que acudirá a declarar ante el juez por ser denunciado por gestión desleal al frente del club castellonense.

Primera huelga

Incluso por primera vez en la historia del club el 26 de febrero de 2012 los jugadores fueron a la huelga y no se presentaron a jugar contra el Llosa, en Castalia, con Fernando Miralles de presidente. Hoy en día se respiran otros aires porque la llegada de Vicente Montesinos, Ángel Dealbert y Pablo Hernández no hace aún un año ha dado un respiro. El Castellón tiene estabilidad y la calma se ha instalado en el club. Además, la semana pasada se anunció la llegada de un nuevo grupo inversor que aportará capital (1,1 millones de euros, mínimo) para de momento sufragar la deuda con la Agencia Tributaria, que es la que más preocupada.

Cuatro presidentes

En estos 2.500 días vividos ha habido hasta cuatro presidentes (Fernando Miralles, Isidoro Gasque, David Cruz y desde hace diez meses Vicente Montesinos), han desfilado por el banquillo de Castalia doce entrenadores (Javi Cabello, Ximo Badenes, Pedro Fernández Cuesta, Jorge Peris, Pepe Soler, Ramón Moyá, Joan Esteva, Ramón María Calderé, Kiko Ramírez, Frank Castelló, Manu Calleja y Sergi Escobar), y en estas siete campañas en Tercera División se llevan 141 fichajes.

Más de 12.700 socios

Esta es la séptima temporada en Tercera y se espera que sea la última. Si no sucede nada extraño en las próximas jornadas se disputará el quinto play-off de ascenso. Se espera que esa masa social que está a punto de alcanzar los 12.800 abonados sean suficientes para empujar al equipo albinegro a Segunda B.