El Ayuntamiento de Moncofa ha cerrado las cuentas para el ejercicio 2017 con un superávit de 2,1 millones de euros, reduciendo la deuda al 26,22 %, 2,5 millones. Según el alcalde y concejal de Hacienda, Wences Alós Valls, «la gestión correcta y eficiente nos está permitiendo obtener unos buenos resultados que hace que podamos reducir la deuda, bajar los impuestos e invertir en la gente y en el municipio».

En los últimos ejercicios se ha conseguido una reducción histórica del endeudamiento local que ha pasado de 8.856.000 euros en el 2014 a 2.550.000 a finales del 2017. El Ayuntamiento de Moncofa ha mejorado sus cuentas de forma progresiva y, según el alcalde, «ha sido posible gracias al esfuerzo de todos sus vecinos, que han estado pagando unos impuestos muy elevados para hacer frente al despilfarro del pasado. Por eso este año era necesaria una bajada en el IBI de urbana, para que los vecinos noten que la mejora de la situación del ayuntamiento se traduce también en una reducción en el principal impuesto que pagan».

En los últimos años en Moncofa ya han bajado los impuestos de contribución rústica, las tasas de basuras y el impuesto de circulación. Y es que, según el alcalde, «todos los impuestos estaban en máximos y el ayuntamiento en vez de convertirse en un motor de la economía local se había convertido en un freno».

Según los datos definitivos la liquidación del ejercicio 2017, se cumple la estabilidad presupuestaria (superávit) en 2.102.867 euros, la regla del gasto en 307.903 euros y el endeudamiento se queda en el 26,22 % (2.550.567 euros), cifras calificadas por el alcalde como «extremadamente positivas».

Sin embargo para el alcalde, «debemos evitar caer en triunfalismos, la reducción de la deuda era una necesidad, dentro de poco se deberá terminar la urbanización del sector Belcaire Sur y el ayuntamiento deberá hacer frente a una obra de millones de euros, por lo que deberemos volver a endeudarnos, algo que sería imposible sin sanear la herencia del pasado. Y hay que tener presente que existen muchas incertezas como los procedimientos judiciales o la desaladora, que requieren de una gestión cada vez más eficiente».