Cómo educar a los hijos e hijas sin castigos, premios y amenazas. Esto es lo que persigue la disciplina positiva, una metodología que tiene sus orígenes en los años 20 en las ideas de Adler, psiquiatra infantil, junto con Dreikurs, y que a partir de los años 80, con Jane Nelsen, se empezó a experimentar comprobando sus beneficios. De ello y de todas las herramientas de las que pueden disponer los padres y madres para aplicar el método dio cuenta Soraya Arenòs, de Espai Maternal Actiu, en su charla ofrecida en las I Jornades de Maternitat i Paternitat que se han celebrado este fin de semana en Alcossebre.

La charla «Introducción a la Disciplina Positiva» explicó cómo aplicar aspectos relacionados con el refuerzo positivo para evitar luchas de poder y mejorar la buena relación con los hijos. Arenòs imparte talleres con el objetivo de que los padres y madres se pongan en el papel del niño o la niña y poder empatizar con ellos. «Trabajamos mucho el lenguaje, cómo dirigirnos a ellos para intentar evitar las amenazas, los castigos, premiar, el chantaje,... y que se haga todo de manera colaborativa», explica Arenòs.

En la resolución de conflictos, por ejemplo, se intenta solucionar entre toda la familia llegando a acuerdos. «Con el castigo, el niño no aprende nada», dice. En el caso de los bebés todo se basa en la manera de actuar de la familia. «Si nosotros actuamos como modelos y nos comportamos de una manera respetuosa eso se transmite al bebé», explica Arenòs.

Así, este método se puede trabajar desde el nacimiento porque «es un modelo de vida». «Si tú ya trabajas la disciplina respetuosa con tu pareja, eso ya se transmite al bebé. También responder a sus necesidades como ser porteado, dormir con los papás y mamás, el apego de la crianza natural... con todo ello ya lo estás aplicando», añade. No obstante, Arenòs añade que cuando más se nota es cuando en niño ya tiene un lenguaje bastante desarrollado, a partir de los tres o cuatro años, que es cuando más herramientas se pueden aplicar.

Arrinconar los patronos adquiridos y aplicar esta metodología requiere de trabajo pero los resultados son más que satisfactorio, a tenor de la experiencia de los propios padres. «Ellos se sienten muy orgullosos de conseguirlo. En los talleres me comentan que han conseguido superar una rabieta sin perder la calma, y eso da mucha satisfacción a lo padres», apostilla. Arenòs dice que «todo cambio cuesta» y que no intenten que aplicar todas las herramientas de golpe, «cualquier herramienta que se aplique un día es positivo». Y, sobre todo, entender que los niños son seres sociales que observan, piensan, sienten y deciden, y que los errores son grandes oportunidades para aprender.