dirán que el Día de la Madre que celebramos ayer me viene como anillo al dedo para esta columna, pero lo cierto es que en Almassora hemos vivido una semana con las mujeres como protagonistas y no quería dejar pasar la oportunidad de destacar su papel como trabajadoras y, en muchos casos, también como madres.

Por eso me gustó tanto el discurso de Paula Cubertorer, la reina de las fiestas 2017, en su «despedida» aprovechando la festividad de San José Obrero el pasado martes. No es una anécdota, pues sus palabras al reivindicar el papel de la mujer calaron en los que asistimos a la celebración. Pese a su juventud, Paula tiene en casa el ejemplo de eso que llamamos «pioneras en» con Marián Llop como primera directora general de CaixAlmassora.

A cinco días de que acabe su reinado, Paula nos emocionó con un discurso cargado de fuerza y coraje para un colectivo que todavía marcha un paso por detrás para alcanzar la plena igualdad. Estoy segura de que su sucesora, María Portalés, que este año compaginará sus estudios de Arquitectura con la representación de la mujer de Almassora, sabrá defender a la perfección tradición y modernidad.

Ellas son la imagen de un progreso, a veces sometido a tópicos, que antes encararon otros colectivos tan poco valorados como el de las amas de casa. Hasta 360 representantes de toda la provincia nos visitaron el jueves en un encuentro que no se repetía desde hace 38 años. Como les dije en la bienvenida a Almassora, ellas son un motor de la economía que, de estar reconocido, representaría aproximadamente el 30% del PIB de España.

Trabajar las 24 horas del día de los 365 días del año, sin derecho a vacaciones ni paro, merece, además de mayor visibilidad, una reflexión del conjunto de la sociedad. El encuentro, como le dije a la presidenta de la asociación de Almassora, Rosa de los Rosales, invita a la reivindicación más allá de la fiesta, que también la hubo porque con su esfuerzo a cambio del bienestar de la familia han marcado a las últimas generaciones.

La conciliación de la vida laboral y familiar, con políticas tan débiles todavía, requiere de su intervención en una buena parte de los casos, de manera que no hablamos de anécdota sino de pilar fundamental para que muchas de nosotras hoy podamos trabajar fuera de casa. A algunas de ellas las recibo en el despacho de Alcaldía, preocupadas por la escolarización de sus hijos, los colegios en los que estudian, el futuro que les espera e, incluso a pedir trabajo en su nombre cuando éstos, a veces, ya han superado la treintena. Así somos las madres.