El otro viaje de hoy que tiene como punto de partida la comarca de l´Alcalatén, nos lo propone Pilar Beltrán . Esta creadora, vinculada a la localidad de Llucena, nos invita a una (re)visión del fenómeno de la migración en la muestra Entramats, que puede visitarse en la sala San Miguel. Según nos explica el boticari y cineasta Rafael Menezo, esta creadora conceptual ha trazado «un recorrido con cinco apartados como las estaciones de un viacrucis. El primero, La fábrica de les dones, recoge con imágenes, objetos y voces los testimonios de tres generaciones de mujeres dedicadas a tejer fundas para los colchones en una fábrica en Lucena: industrialización al secano, emigración, precariedad, condiciones laborales, colchón como símbolo de la casa».

El salto, después de transitar por las distintas capillas de la sala de exposiciones, desemboca en una, que Pilar Beltrán ha titulado: Remember Idomeni. En ella observamos, a través de los diferentes usos que se le da a las mantas de ACNUR, el vínculo que las personas llegamos a mantener con los tejidos como primera (o única) posesión. Siguiendo el hilo conductor de su proyecto,también aquí pasamos de lo local a lo global. De las montañas de l´Alcalatén al resto del mundo; lo mismo que antes habíamos saltado de Xodos a Chile. Sin embargo, a nuestro entender, existe una gran diferencia entre estos dos «viajes».

En un caso, la reflexión de Entramats, trata de sobre los individuos como contingente, almas en pena que vagan de un lado a otro, no importa que migren de los masos de Llucena a los grupos periféricos de dalt de la via, como que huyan del campo de batalla de Siria hasta Grecia. En cambio, la peripecia vital de Ernest Nabàs, la tenemos que inscribir dentro de las corrientes reformistas o revolucionarias (de la Iglesia o de Latinoamérica) que atravesaron la médula del siglo XX. El mal agüero de la muestra es la pieza que representa un gran contenedor de barco, más si pensamos que el contenido podemos ser nosotros. Lo peor es allí dentro nadie se pone hoy en día a cantar Te recuerdo Amanda, como hacían los confinados de Isla Quiriquina.