El representante de la Asociación de Vecinos de la Marjaleria, Antonio Morales, ha sido víctima de uno de los cuatro robos que se han producido en las casas de la Carrerasa de La Gallenca, en Castelló. Morales es el dueño de la propiedad número 155 y ha sufrido, una vez más, los robos que se llevan sucediendo en la zona desde hace años.

El vecino de la Marjaleria recibió una llamada a las nueve de la mañana para advertirle de lo que había ocurrido: «Mi hijo me llamó para decirme que una vecina le había alertado de que mi casa estaba toda revuelta. Vine lo antes posible y me encontré con las puertas reventadas, los armarios y los cajones abiertos y la ropa sacada». «No se han llevado nada porque no tenía nada de valor. Aquí es imposible tener nada porque se lo llevan todo, ya ha ocurrido otros años», añade. En la casa número 155 no se encontraba nadie en el momento en que ocurrieron los hechos, aunque Morales afirma que «estábamos organizando cosas para venirnos a pasar el verano aquí».

No es la primera vez que se producen robos en la Marjaleria y, en esta ocasión, el autor o autores de los hechos utilizó un pico y unas azadas que Morales tenía para trabajar su huerto y las usaron para destrozar las puertas y entrar en la vivienda. «Hemos llamado a la policía y ha venido la científica a comprobar los hechos. Aún así, todos los años vienen a robar y la policía nunca hace nada para arreglarlo ni nos informan. Todo este asunto es una mierda, no nos protegen ni nos ayudan de ninguna manera», lamenta Morales. Además, el dueño de la casa afirma que, ahora, arreglar los destrozos ocasionados deben salir de su bolsillo y estima que le costarán «entre 120 y 150 euros».

El representante de los vecinos de la Marjaleria asegura que la policía no ha dado nunca con el causante de los robos: «No sabemos quién ha podido ser, aunque yo sospecho de alguien. Hay un vecino que vende marihuana. Hace dos años él tenía tres nidos de droga y se los quitaron por una llamada mía. Conozco toda la zona y a la gente y sé de qué va esto. Solo sospecho, pero no culpo». Además, Morales asegura que estos problemas no le incentivan a marcharse: «Son muchos años aquí ya. No he pensado en vender el piso e irme. Todo lo contrario. En esta casa se viviría bien si no fuese por los robos».

Justicia por su cuenta

En el intento de frenar los asaltos a las propiedades, Morales afirma que ha tomado medidas por su cuenta por la «falta de actuación de la policía»: «El año pasado puse una pared detrás de la puerta, pero la tuve que tirar porque no podíamos andar por casa». «Un año me quitaron la verja de la ventana y entraron por ahí. Estuve tres noches escondido dentro del baño esperando a que llegaran. Mi mujer llamó a la policía para avisar que les estaba esperando. Y cuando me fui, vinieron los ladrones. Si les llego a pillar, tenía la escopeta preparada para cargármelos. No me lo hubiera pensado, ya sabía que vendrían», revela el vecino.

Morales asegura que entre los vecinos han ideado una especie de protocolo de actuación para evitar los robos, pero que no lo siguen: «La gente pasa de todo. Nosotros tenemos avisados a los vecinos de que si ven a alguien o escuchan ladrar a los perros avisen, porque eso significa que alguien está robando, que llamen a la policía». El representante vecinal cree que muchas veces es por miedo, y por eso entiende que sólo la implicación de las autoridades conseguirá evitar que proliferen los hurtos.