Durante su infancia Clara Ferrer Camañes, Mireia Camañes Royo y Eva Adell Milián veían cada año a los peregrinos que regresaban de Sant Pere de Castellfort. A medida que fueron tomando conciencia y como oriundas de Portell se dijeron, «nosotros queremos ser peregrinas. Veíamos que gente que no vive en el pueblo había ejercido de peregrino y las mujeres del pueblo no podíamos ser».

Este año la «tradición» impuesta por un escrito medieval de un obispo que vivió allá por el 1500 se transformará y el próximo sábado Eva, Mireia y Clara serán peregrinas. En 1575 Joan Izquierdo prohibió a las mujeres vestirse con capa negra, bastón, camisa blanca, rosario y bastón. La decisión de los mayorales de la fiesta -los que se encargan de toda la intendencia- ha acabado con esta discriminación.

Este año los peregrinos y las peregrinas saldrán a las cinco de la mañana del próximo sábado para dirigirse hacia la ermita de Sant Pere.

Cuenta Mireia que en la fiesta de Sant Marc, celebrada el pasado mes de abril, los mayorales de la fiesta les propusieron ser peregrinas y ellas aceptaron encantadas.

«En casa había sido objeto de conversación, no comprendíamos por qué las chicas no podíamos salir de peregrinas. Entre las amigas también lo habíamos hablado alguna vez pero nunca se había llegado a concretar nada». Hasta este año. Hace unos días confirmaron su presencia como peregrinas «pese a que estamos hasta arriba de exámenes». Mireia comentaba ayer que «Eva y yo estudiamos en Castelló, Clara vendrá desde Barcelona, pero somos de Portell y transformar una tradición con 500 años bien lo vale».

Así que ni trabajos final de máster, ni exámenes... A las nueve de la mañana del día 26 a Sant Pere llegarán diez peregrinos y tres peregrinas. Ellas han roto el hielo secular y confían en que el año que viene sean otras mujeres las que tomen su testigo.

Preparativos

En los días previos a la peregrinación sus familias les han ayudado en los preparativos y no ha habido demasiada dificultad. «Había capas de nuestra talla, así que ningún problema. Quizá los sombreros nos estén grandes, pero no pasa nada». Son mínimos detalles cuando la igualdad llegará al camino de los peregrinos.

Preguntadas por si han entrenado apuntan que «no habrá problema en recorrer el camino. Somos de Portell y estamos acostumbradas a caminar por la montaña y en la naturaleza».

Desde Portell se informó al obispo de la diócesis de Tortosa y al párroco del municipio sobre la decisión de un pueblo. «Más allá del hecho religioso para nosotras es una tradición del pueblo. Somos y nos sentimos de Portell. Veíamos a los peregrinos y queremos ser peregrinas». Así será.