Sara Monforte nació en 1980 en Castelló y se ha convertido en una de las centrocampistas femeninas de referencia. Toda una vida dedicada al fútbol le ha llevado a jugar en Primera División y a ser internacional absoluta con la selección española. Sus inicios se remontan al Panteras de Castelló y, tras su paso por Levante, Villarreal, Colegio Alemán, Valencia, Espanyol y Zaragoza -y tras haber conseguido dos Ligas y ocho Copas de la Reina-, dice adiós a los terrenos de juego. Con 37 años, el futuro de la futbolista castellonense está en los banquillos. La semana pasado se hizo oficial que entrenará al Femenino del Villarreal. Un estreno de nivel.

¿A qué se debe su retirada?

A nivel mental estoy muy cansada. Son muchas temporadas rindiendo al máximo y ahora siento que ya no estoy al ciento por ciento. Creo que no puedo seguir ni física ni mentalmente, el desgaste es lo que me lleva a dejarlo y ver el fútbol desde otra perspectiva.

¿Qué ha supuesto el fútbol en su vida?

Es una forma de vida, a mí me lo ha dado todo. Desde pequeña hasta ahora ha sido mi base, el pilar de todo lo que soy ahora y todo lo que he conseguido. Gracias al fútbol he podido conocer a muchas personas importantes y vivir experiencias inolvidables.

¿Con qué trofeo de los que ha ganado se quedaría?

Me quedaría con la Copa de la Reina que gané con el Levante. En aquel momento, el equipo estaba viviendo una renovación debido a que el año anterior no se había ganado nada. En aquella época se apostó por gente valenciana y ganamos la final al Sabadell. Me quedo con ese trofeo por el esfuerzo que supuso y porque éramos un equipo sorpresa por la transición que estábamos viviendo.

Ha sido jugadora de la selección, ¿qué sintió tras la primera llamada en 1997?

Recuerdo bien ese momento. Me lo comentaron y no me lo podía creer. Fue una experiencia única y, siendo tan joven, me hacía mucha ilusión porque suponía una traducción de buenos resultados a lo bien que lo estaba haciendo a nivel personal.

¿Qué balance hace de su carrera?

Ha sido muy positiva, me voy muy feliz. Lo he vivido todo como he querido. He tenido la posibilidad de ganar muchos trofeos, vivir experiencias increíbles, tener entrenadores brutales y disfrutar de lo que me gusta. He aprendido mucho y estoy muy contenta.

¿Qué cree que le ha faltado por hacer en el fútbol?

Me queda la espina de no haber jugado en el extranjero, probar fuera de España. También me hubiera gustado ganar una liga con el formato actual y haberme llevado la Copa que no pudo ser posible con el Valencia.

¿Qué cree que hace falta para llegar a la élite y mantenerse como ha hecho usted?

La constancia y la pasión. Esos dos valores son los que más me han ayudado a mí durante mi carrera. Hay que trabajar siempre y no relajarse y, a su vez, sentir pasión por lo que haces. Para mí, las claves son esas.

¿Cree que el fútbol femenino podrá llegar algún día a tener una repercusión similar al masculino?

Ojalá, pero es complicado. Se están dando pasos de gigante, ahora cobramos más y tenemos más repercusión. Sin embargo, el masculino es el deporte por excelencia. Aun así, poco a poco cada vez estamos mejor y la visibilidad es mayor. Es importante que se apueste por nosotras para que podamos seguir creciendo. El fútbol femenino es muy divertido y la gente debería saberlo. A nivel cultural hay que cambiar la visión que se tiene sobre nosotras y plasmar la realidad.

¿A qué se va a dedicar ahora?

Voy a entrenar. Tengo algo por ahí y es un proyecto que me ilusiona bastante. Entrenar es mi vocación. Espero poder trasladar mi experiencia a las demás. Me gusta transmitir, soy apasionada y eso me mueve mucho. Gente como yo debemos dar ese paso adelante, seguir y no desaparecer y compartir nuestra experiencia fuera de los terrenos de juego.