Todo estaba dicho ya y cada grupo había dejado claras sus posturas, de ahí que no sorprenda a nadie que el pleno municipal ratificase ayer, con los votos a favor de PSPV, Compromís y Castelló en Moviment y el rechazo de PP y Ciudadanos, el cambio de la denominación oficial del municipio a su forma exclusivamente en valenciano, esto es, Castelló. El camino aún será largo, ya que aún deberán pasar unos cinco o seis meses hasta que el Consell disponga de toda la documentación e informes para avalar el cambio.

Ignasi Garcia, ejerciendo de portavoz del equipo de gobierno como concejal de Normalización Lingüística, destacó la importancia de recuperar el patrimonio cultural y la historia de la ciudad, incidiendo en que el nombre de Castelló «es un tesoro que debería tratarse como parte de nuestro patrimonio y no como un arma para manipular». Tras preguntarle al PP «por qué es bueno para Almassora o Vila-real» tener la acepción de sus municipios solo en valenciano y no lo es para Castelló, insistió en que todo este debate de «crispación y calumnia» es porque «algunos no gobiernan», en alusión a la presunta falta de liderazgo en el PP por parte del que fuera su presidente provincial, Javier Moliner, presente en la sala como concejal popular.

El momento emotivo lo vivó Enric Porcar, que tomó el turno de palabra para Compromís, para quien el pleno de ayer fue un «día histórico». Tras agradecer el manifiesto de apoyo que realizaron en su día expertos de la calidad de Germá Colón, Vicent Pitarch, Vicent Garcia Edo y Antonio Gascó, lamentó la «beligerancia del PP» en todo este debate al recordar que los populares sí que han avalado estas actuaciones en otros municipios y en la propia Generalitat. Emocionado, hasta el punto de amagar algunas lágrimas, Porcar pidió que se acabe con los «discursos de odio» e insistió en que «el nombre es Castelló».

Rafa Simó, portavoz del PSPV, quiso recalcar que el cambio de topónimo a Castelló «no implica que cada ciudadano pueda decir Castellón, no se quita ese derecho a nadie». Y puso un ejemplo que sacó de sus casillas al ya portavoz adjunto de Ciudadanos, Vicente Vidal, al destacar que en su DNI «pondrá Vicent o Vicente, pero no una doble denominación».

El edil socialista centró sus críticas en el PP por su «uso partidista y demagógico para buscar confrontación» e insistió en que la dupla Castelló/Castellón, como han explicado los expertos, «era una anomalía administrativa». Tuvo también un duro mensaje hacia la portavoz popular, Begoña Carrasco, a quien acusó de estar ausente de los últimos debates, aunque aseguró agradecerlo por «poner en escena a una persona del nivel de Carlos Feliu», algo que no sentó bien a Carrasco, que se preguntó después si las palabras de Simó aludían a su condición de «mujer o de portavoz».

Xavi del Señor, de Castelló en Moviment, acusó a Ciudadanos y PP de «insultar» con su postura a los historiadores y lingüistas que han avalado la acepción de la ciudad solo en valenciano, insistió en defender «nuestra lengua» y recordó a los populares, que han criticado los 5.000 euros que se ha gastado el ayuntamiento en las diferentes campañas de sensibilización en defensa del topónimo Castelló, que «qué es esa cantidad en comparación con los 150.000 euros que le da el Partido Popular a la Fundación Francisco Franco».

Carlos Feliu, para defender las tesis del PP, viajó hasta el año 1982, cuando se aprobó la doble acepción de Castelló/Castellón, de ahí que considere que no hay que recuperar nada». A su juicio, los partidos del Pacte de Grau «están quitando un trozo de nuestra historia» al suprimir Castellón y se preguntó «porque no eliminan el templete que corona el Fadrí desde el siglo XVIII ya que en el siglo XVII, en el origen, no existía».

Por su parte, Vicente Vidal, de Ciudadanos, agradeció el «esfuerzo» de los expertos por aportar sus informes, pero mantuvo un discurso similar al PP al considerar que «no se puede recuperar lo que nunca se ha perdido».