Caudiel se convirtió ayer, en la capital de la cereza, con la celebración de una nueva edición de su feria más significativa que, desde el año pasado, es considerada fiesta de interés provincial. Miles de caudielenses y visitantes disfrutan hasta hoy de esta fiesta en la que, por dos días, las calles de la localidad se llenan de tradición, gastronomía, música y buen ambiente y donde no falta el rojo especial que las cerezas lucen en la multitud de puestos que se instalan por todo el municipio para vender la producción anual del cultivo por antonomasia de Caudiel.

Y es que, a pesar de la amenaza a lluvia, muchos fueron los visitantes que no dudaron en desplazarse ayer a esta pequeña localidad palantina para disfrutar de la nutrida actividad que estos días se ofrece y comprar, al menos, una caja de cerezas para llevar a casa. Una misión que se hizo fácil por la amplia oferta a pesar de que, como comentaban los agricultores, «las lluvias primaverales de las últimas semanas han estropeado gran parte de una cosecha que, este año, de no ser por el frío y estas lluvias, hubiera sido muy buena». Aun así, la cantidad de cereza está garantizada para cubrir las necesidades de la feria donde, por entre 5 y 6 euros los asistentes pueden comprar los dos kilos que van en una caja.

A la cereza se une también la oferta de productos típicos de la zona como embutidos, mermeladas, miel o puestos de ropa que complementan el recinto ferial en la plaza nueva y alrededores. Como actividades, no faltó la visita guiada a la iglesia del Convento, la música de la «bipbap» con su «Dixieland» o los talleres para los más pequeños.

Además, ayer no faltó lo que ya se ha convertido en toda una tradición, el reparto de 4.000 raciones de olla típica caudielense, con cerezas, pan y vino que, por el módico precio de un euro, pudieron comer todo el que lo deseó.

La feria continúa hoy.