Aunque la borrasca descargó con fuerza en Castelló ciudad, otras localidades de la provincia también acumularon cantidades reseñables de agua por las precipitaciones. Según el Servicio oficial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunitat Valenciana, Vinaròs contabilizó hasta 42,7 litros por metro cuadrado, Torreblanca poco más de 36 (36,2 para ser más exactos) y Vila-real 31,4 l/m2.

En esta localidad, la concejalía de Servicios Públicos y la Policía Local trabajaron de manera coordinada para garantizar la seguridad en la ciudad.

Desde primera hora se activaron todos los protocolos y, si bien los colectores funcionaron en general correctamente, la policía procedió al corte preventivo de algunos caminos rurales, así como el paso subterráneo de la calle Furs de València y el acceso a la Ciudad Deportiva Pamesa, que se reabrieron a las 11.00 horas.

Por su parte, el área de Servicios Públicos se centró desde primera hora de la mañana en la revisión de la red de saneamiento, en especial de los 13 puntos negros en los que habitualmente se produce algún problema.

Máxima colaboración

La red funcionó a la perfección y fue capaz de absorber los más de 30 litros registrados, a excepción del punto entre las calles Ermita y Calvario, donde aconteció una incidencia puntual. El concejal del área, Francisco Valverde, aclaró que «se trataba de un problema que no responde a cuestiones de mantenimiento, sino de infraestructura, en el que la concejalía ya está trabajando con un contrato con la empresa local Ultraprotek para evaluar la situación y darle solución definitiva».

En Borriana, la pasarela del clot se cerró temporalmente al paso por el peligro de desbordamiento del cauce.

La baja presión, que fue desapareciendo progresivamente a medida que avanzó el día, causó en muchos municipios inundaciones en bajos y campos de cultivo o abandonados. También algunas calles se vieron afectadas, aunque las incidencias nunca alcanzaron la gravedad de episodios anteriores con fuertes y prolongados temporales.

El nivel naranja decretado por Aemet, ante la posibilidad de fuertes precipitaciones, pasó a amarillo a las seis de la tarde. La baja presión se desplazó hacia Cataluña, cesando el viento de levante y rolando a noroeste y norte, lo que tuvo una consecuencia directa en la intensidad de las lluvias.