Esta semana se han cumplido 80 años desde el bombardeo de la Vall por parte de la Legión Cóndor. Los aviones nazis dejaron caer bombas sobre la ciudad el 31 de mayo, el 4 de junio y el 6 de junio. Estos ataques provocaron 14 muertos y fueron uno de los episodios finales de la guerra en la ciudad y la provincia de Castelló, aunque la contienda duraría aún otro año. La dictadura, 40 años más. Para su consolidación se valió de una represión atroz y sanguinaria, ejemplarizada en todos los estratos sociales y en el paisaje urbano. En consecuencia, multitud de símbolos de exaltación franquista preñaron la vida social de los españoles hasta el último rincón.

80 años después la ciudad de la Vall d'Uixó ha culminado un proceso de eliminación de esos símbolos de exaltación, iniciado en 1979 con los ayuntamientos democráticos. El último: la Cruz de los Caídos derribada este miércoles, considerada símbolo franquista por el Comité de Expertos para la Valoración de Retirada de Vestigios Relativos a la Guerra Civil y de la Dictadura en la Comunitat Valenciana aunque se retiraran las inscripciones en 1979.

Desde 2015 el equipo de gobierno actual ha dado un impulso determinante a la eliminación de los últimos vestigios. Ha quitado la medalla de oro y la denominación de hijo adoptivo otorgada al dictador Francisco Franco, ha cambiado parte de la nomenclatura del callejero y ha eliminado un escudo en la fachada del edificio de Correos, de titularidad municipal. Además, el Obispado accedió a eliminar un escudo de exaltación franquista de la fachada de la Capilla de la Mare de Déu dels Desemparats y la Conselleria de Educación, el escudo del IES Botànic Cavanilles.

La alcaldesa de la Vall d'Uixó, Tania Baños, compareció ayer en rueda de prensa junto al primer y el segundo teniente de alcalde, Antoni Llorente y Fernando Daròs. La primera edil indicó que, a su juicio, «se ha dado un paso democráticamente muy importante en nuestra ciudad y estoy segura que la gente de la Vall tendrá la capacidad de reflexionar y de entender por qué se toman las decisiones desde el consistorio, aún sabiendo que serán decisiones muy complicadas».

Así mismo, Baños apuntó que la decisión va en «la línea política del gobierno municipal y valenciano y, esperamos que desde hoy, también del Gobierno de España, en defensa de los derechos de todas las personas y de las libertades».

Por su parte, Antoni Llorente, manifestó que «la única anomalía de la decisión es que se hiciera un 6 de junio de 2018 y no 30 ó 40 años antes, que es cuando se debería haber hecho algo tan básico como es eliminar los símbolos de una dictadura» y cuestionó el papel de los concejales del PP en estos días, asegurando que la formación conservadora «se coge a esta cuestión y manipula a la gente como una tabla de salvación para esconder sus vergüenzas y su corrupción».

Fernando Daròs pidió cordura y declaró que «exaltar a la gente, hacer falsas promesas de volver a construir cruces, no creo que nos lleve a ningún buen lugar», para concluir que «hemos de avanzar en la dignidad de la Vall, porque, ahora sí, no quedan símbolos de la dictadura franquista».

Para finalizar, Baños quiso resaltar que «las personas que quieren que se cumpla la ley no hacen tanto ruido ni salen a la calle» y mostró su agradecimiento, en nombre del equipo de gobierno, a la Policía Local, la Guardia Civil, a «todas las muestras de ánimo y apoyo» y a la gente «que ha salido a la calle pacíficamente y respetuosamente, sea cual sea su opinión».