El director de cine británico Stephen Frears visita estos días Castelló para recoger el premio a su carrera que le debía entregar anoche el Festival de Cinema i Música CIM y asegura que si no se dedicara a dirigir películas estaría «destrozado». «Encontrar otro trabajo para mi sería un milagro», bromea el director en una entrevista a EFE en un céntrico hotel de Castelló, a la que llega tarde para romper con el mito de la puntualidad británica.

Uno de los considerados como directores más relevantes del cine británico de todos los tiempos y director de aclamadas películas como «Alta Fidelidad», «The Queen», «Las amistades peligrosas», «Philomena», «La reina Victoria y Abdul» o «Florence Foster Jenkins», Frears debía recoger anoche el premio Aladroc, otorgado por el CIM.

Previamente pensaba en visitar Benicarló, una recomendación que alguien le hizo y que parecía convencido de querer llevar a cabo pese a la agenda de actos del CIM y la distancia de más de 70 kilómetros que separan ambas ciudades.

Frears se sorprende con la noticia de que posee dos premios Goya. A preguntas sobre la buena acogida de su cine en España, y en referencia a los do galardones Goya a la mejor película europea -de hecho el único director en haber conseguido esta distinción en dos ocasiones, en 1994 con «The Snapper» («Café Irlandés» en español) y con «The Queen» en 2006-, Frears se muestra contrariado. «Tengo uno por The Snapper», asegura. Sin embargo el director afirma no recordar el segundo premio, y se apresura a revisar su teléfono móvil porque se pregunta «dónde está» el segundo galardón, que dice que desde luego él «no lo tiene».

Sin dejar de revisar su móvil en busca del premio perdido, Frears reflexiona sobre el éxito de sus películas y su capacidad de exportar el humor británico al resto del continente europeo y al resto del mundo, pero reconoce que no tiene «ni idea» del por qué.

Pero sí tiene claro que quiere seguir contando «historias de la gente», porque pese a los tiempos «locos» que se viven en el cine con las carteleras inundadas de superhéroes, carreras de coches, dinosaurios y explosiones, Frears asegura que todavía vale la pena abordar los relatos de lo personal porque «a la gente le gusta las historias sobre ellos mismos y sus vidas».

Aunque asegura que «no debe haber reglas para nada», dice que en ocasiones le gusta contar lo que ocurre en la historia y en la política, y se muestra satisfecho con el «enorme» éxito de audiencia que ha tenido su último trabajo para la BBC, «A Very English Scandal», que cuenta la controvertida historia del líder del Partido Liberal Británico en los años 70 Jeremy Thorpe.

Al hilo de la política, Frears lamenta profundamente la situación en la que se encuentra Reino Unido con el Gobierno de Theresa May y el proceso del Brexit. «El país está en un completo desastre» y «dividido», afirma, y añade que el Brexit «es muy estúpido, es terrible».

Terror al aburrimiento

En estos momentos Frears dice no tener ningún trabajo entre manos, y desconoce por completo lo que va a hacer: «No sé, me pasearé y esperaré a que aparezca algo». Lo que tiene claro el director es que sigue teniendo «terror al aburrimiento» y que sigue estando abierto a cualquier cosa nueva, siempre relacionada con el cine porque dice que le gusta pensar que «Dios fue muy bueno conmigo» al dejarle ser director de cine, porque «no sé hacer otra cosa, si no fuera director de cine estaría destrozado». «Si encontraras un trabajo que yo pudiera hacer al margen del cine sería un milagro», finaliza.