Alguien podrá pensar que solo es un examen, que hay más convocatorias y que solo es un suspenso. No obstante, quienes se presentan al examen de la Junta Qualificadora de Coneixements de Valencià (JQCV), o al menos para la gran mayoría, obtener o no el «mitjà» les determina el futuro profesional ya que, actualmente, la obtención de determinados másteres, algunas oposiciones o dedicarse a la docencia pública requiere la obtención del C1 en valenciano. Tanto es así que castellonenses afectados por el nuevo examen de la JQCV que tuvo lugar el pasado sábado muestran su «hastío» ante la «dificultad» para obtener el título.

Es el caso de una joven de Benicàssim, de 25 años, que hizo el examen el pasado sábado en València y que, si no lo aprueba, no podrá obtener el máster de secundaria que cursó hace un año. El título no prescribe (lo puede obtener en cualquier momento cuando tenga el «mitjà») pero se encuentra «estancada» en su futuro profesional. Y si no tiene el máster no puede hacer la capacitación lingüística, y sin esta capacitación no puede opositar para ser docente. «Toda esta situación me hace replantearme mi futuro como maestra», apunta la joven.

Además, se muestra muy crítica con que se haya quitado una convocatoria. Antes, con la matrícula de junio, por la que pagas 25 euros, tenías derecho a examinarte en junio o en noviembre. Ahora, la misma matrícula (del mismo precio) solo da derecho a la convocatoria de junio por lo que, quienes no la hayan superado, se tendrán que examinar el año que viene. Otro caso similar es el de una joven de Vila-real, que también se examinó en València, y que quiere el título para hacer el Máster de Secundaria y opositar.

Más datos

Ellas dos son solo una muestra de los muchos casos que han visto su futuro pendiente de un hilo tras realizar el que fue el primer examen de la nueva Junta. Tal como informó ayer este diario, el examen fue «complejo», «demasiado específico» y «con contenidos de un nivel superior», según se denuncia desde el grupo creado para impugnar la prueba. Los afectados están redactando una reclamación para presentarla conjuntamente con el objetivo de que se suspenda la prueba.

En líneas generales, señalan que se utilizó un lenguaje muy específico que correspondería a un C2 y no C1; que los profesores y profesoras que controlaban el examen dieron directrices contrarias sobre el sistema de puntuación; que el modelo de examen no correspondía con los que se habían facilitado previamente; y que en los enunciados de las preguntas había faltas de ortografía.