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La impronta de Franco en Castelló

Acció Cultural promueve una ruta sobre la arquitectura del franquismo

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La impronta de Franco en Castelló

El 14 de junio de 1938 las tropas del general Francisco Franco entraban en Castelló de la Plana. La dictadura se prolongó 40 años en España y dejó una importante impronta en la ciudad. De esta época procede el «desarrollismo» que propició un urbanismo desordenado. También es de estos años la avenida Rei en Jaume y la reforma de la plaza Huerto Sogueros. Uno de los símbolos que ha vuelto ahora a ser actualidad es la Cruz del parque Ribalta, que se alzó en 1944 para glorificar a los caídos del bando franquista en la Guerra Civil. El ayuntamiento pretende retirarla en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

Con motivo del 40 aniversario de la llegada del franquismo a la capital de la Plana, Acció Cultural del País Valencià organizó ayer una ruta por los lugares más significativos del «Castelló franquista». Empezó en la Cruz de los Caídos de Ribalta, que fue escenario del aniversario de la fundación de la Falange Española así como de actos políticos de nostálgicos del franquismo hasta 1982. En 1979, el primer ayuntamiento democrático, con los votos a favor del PSOE, PCPV y EIC, acordó el cambio de la inscripción de la Cruz de los Caídos, que fue dedicada «a todas las víctimas de la violencia».

La ruta continuó por la plaza Huerto Sogueros, primera gran reforma urbanística del Castelló de la posguerra. Se visitó la Porta del Sol, bautizada como «plaza del Caudillo» en 1939. En el actual edificio de Caixabank estuvo la sede de Falange Española hasta los años sesenta. Según recuerda Manuel Carceller, guía de la ruta, el proyecto inicial de 1939, promovido por el jefe falangista provincial José Luís Navasqües y Ruiz de Velasco, era que la Falange ocupara como sede provincial el Casino Antiguo. «Ante la negativa de los socios, que expresaron su voluntad en una votación, la Falange ordenó que todos sus miembros se dieran de baja del Casino. Para evitar el enfrentamiento con el partido y el expolio, el nombre de la sociedad dejó de ser ´Casino´ y fue sustituido por ´Centro Antiguo Cultural´. Así se podía mantener la condición de socio del Casino y de la Falange, ante la desesperación de Navasqües, que acabó abandonando Castelló», indica Carceller.

El paseo por la historia prosiguió por la plaza Mayor, sede del ayuntamiento, y por la actual avenida del Mar, llamada durante el régimen «Cernuda y Velasco», donde se construyó el primer grupo de viviendas sociales en el antiguo régimen, «según proyecto de un arquitecto italiano fascista, colaborador del Estado Español», destaca el experto, que añade que «cerca de la avenida del Mar, en la parroquia de San Cristóbal, tuvo lugar uno de los actos más importantes de desafío a la censura. El recital de Raimon en julio de 1973, organizado por el Centre Excursionista de Castelló, donde el cantante interpretó libremente su repertorio, sin la preceptiva información y autorización previa a la autoridad».

La ruta acabó en la plaza de María Agustina, lugar donde se construyó la sede del Gobierno Civil y del monumento conmemorativo de los «XXV años de paz», en 1969. El gobernador civil de la época, añade el historiador, planeó la instalación de un monumento en honor al dictador. «La estatua fue rechazada por el tamaño de la vara de mando», que podía confundirse con la imagen de un falo, sostiene. «La estatua se escondió en un almacén», remarca el especialista.

«Desarrollismo»

En el franquismo fue reordenada la plaza Mayor (en 1947), y se abrieron la avenida del Rei (1956) y las plazas Santa Clara y Cardona Vives. Según relata el catálogo municipal de patrimonio arquitectónico, en los años 60 se superó la barrera física del oeste erigiéndose asentamientos cada vez más consolidados debido a la inmigración desde las comarcas del interior da la provincia.

Plan General de 1963

Subraya que en 1963 se redactó un Plan General de Ordenación Urbana «sin realmente ningún éxito de aplicación, pero con un componente expansivo y desarrollista, signos de aquellos tiempos». El informe afirma que fue una «nefasta etapa desarrollista» que fomentó «un crecimiento urbano exponencial y no planificado». Ejemplo de esta época son los edificios en altura construidos en puntos neurálgicos de Castelló.

El análisis del catálogo patrimonial de Castelló expone que esta política urbanística sin planificación se ejecutó por «la complicidad del estamento político, con determinadas actuaciones caciquiles y provincianas; la connivencia de una población indiferente y sin compromiso cultural al respecto, junto con un tejido social y profesional ajeno o complaciente con lo que estaba ocurriendo; así como la insensibilidad, el silencio y la falta de posicionamiento de los técnicos municipales».

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