El Museo de la Naranja, único el en mundo ubicado en Borriana sigue sin abrir sus puertas y cabe destacar que la gestión de los gobernantes actuales que tanto censuraron el cierre de estas instalaciones, cuando estaban en la oposición, sigue en la misma línea que sus antecesores.

En la creación del museo y en su ubicación en Borriana, los buenos resultados se consiguieron sin que la política realizase gestión alguna. Bajo la dirección de Vicent Abad ( ingeniero agrónomo) ciudadano borrianero cuando empezó a trabajar para crear el museo, tuvo claro que la ubicación tenía que ser su ciudad. Hoy en día y viendo cómo se está dejando perder el trabajo realizado por Vicente Abad y todo el consejo administrador de estos bienes que aporta el museo, posiblemente daría prioridad a otras poblaciones, aquellas que saben valorar la importancia de la citricultura que para este país ha tenido y tiene la naranja.

La ciudad de Carcaixent, done se plantaron los primeros naranjos, (basa del Rey) se interesó y mostró interés por acoger el museo, otras poblaciones de la rivera también buscaron esta posibilidad. Sin embargo, Borriana aparte de contar con el director del museo en los años 30, contaba con el mayor número de comerciantes de todo el país valenciano. Solamente en la ciudad de Borriana había más de trecientos comercios de naranja, y los más importantes contaban con almacenes para trabajar en la mayoría de ciudades y pueblos de la zona naranjera de la ribera, donde se trabajaba la primera temporada y después de Navidad todo el comercio se trasladaba a la provincia de Castelló.

En la comercialización de la Naranja en Borriana asumió el mayor protagonismo al contar con su proximidad al mar, fue tanta la exportación que por el mar salía a diario que llevó a la construcción del puerto. Los edificios cuando se cierran, cuando el cierre es prolongado el material que se encuentra en el interior se va deteriorando. Pero lo triste es que se va perdiendo la posibilidad de que los propios borrianenses, aquellos que tengan interés no están teniendo la posibilidad de conocer lo que fue esta ciudad y el momento en como la han dejando entre unos y otros. Como era la vida de esta población dependiendo exclusivamente de la naranja, posiblemente nuestros políticos lo que pretenden es esconder la realidad y no tener que hacer comparaciones, un motivo importante para mantener este museo cerrado y que las humedades vayan destruyendo un trabajo que hicieron un grupo de borrianenses sin objetivos políticos de ninguna clase.

Por último destacar que el Círculo Frutero, que en los buenos años del comercio de la naranja, fue base de desarrollo comercial de todos los comerciantes y, aunque en distintas ocasiones ha mostrado su interés de colaborar con el concejal delegado de los museos, nunca ha encontrado respuesta alguna.