Ver a Santi Cazorla vestir la camiseta del Villarreal CF a partir del próximo 9 de julio es algo que ilusiona a la afición amarilla. No solo porque el centrocampista asturiano es muy querido por los seguidores villarrealenses sino también porque estos son conocedores del sufrimiento por el que ha pasado el talentoso futbolista en los últimos años. Así que, con independencia de si finalmente ficha o no por el club de la Plana Baixa (todo dependerá de cómo se encuentre él y de sus sensaciones), tener de nuevo a Cazorla por la Ciudad Deportiva durante la pretemporada ya ilusiona.

A los hinchas amarillos, pero también a él, quien en una entrevista concedida a Ràdio Vila-real detallaba «el calvario» que le ha tocado vivir. «Todo comenzó hace tres años y medio. Al principio jugaba con dolor y estuve así año y medio, pero llegó un día en que el dolor era insoportable. Eso fue hace dos años, en noviembre, en un partido de Champions con el Ludogorets que nunca olvidaré. Ese día lloraba en el campo, era insoportable y pedí el cambio», retala el asturiano.

A partir de ese momento, Cazorla se puso en manos de los médicos, quienes en unas ocasiones acertaron y en otras no, haciendo que el centrocampista se planteara incluso el seguir jugando a fútbol. «Primero no sabía lo que tenía, después llegaron las operaciones y, para acabar, las bacterias de quirófano. Es verdad que ha habido errores médicos y alguna negligencia, pero el culpable soy yo ya que fui yo quien decidió dónde operarme y no salieron bien las cosas», añade.

Problemas en el tendón

Las citadas bacterias se le comieron «10 centímetros de tendón» y eso provocó que, tiempo después, se le rompiera de forma parcial y volviera a pasar por el qurófano. «Al abrir vieron que el tendón no había cicatrizado bien y que presionaba los nervios, lo que hacía imposible que quedara bien», explica.

«Hubo momentos complicados. Además de no estar bien y de no avanzar, que ya es complicado, está el tema de la familia. Es estar lejos de ellos, no estar con los niños y eso se hace muy largo. He tenido momentos de dejarlo, pero eran momentos puntuales y que duraban poco», confiesa.

Precisamente por sus hijos Cazorla quiere recuperar su mejor nivel y quiere hacerlo en el Villarreal. «Mi hijo me pide que juegue, que quiere verme jugar más, y eso me hace tener ilusión. Y sobre todo lo hago por mí. Yo no quiero que una lesión me retire, igual me toca, pero intentaré decidir yo el día que toque dejarlo. Yo quiero dejar esto cuando vea que hay que dejarlo, es un reto personal el volver a jugar a alto nivel y quiero dejarme la piel para lograrlo. Una vez lo haga, ya estaré tranquilo y ya decidiré yo», añade.

Y es que a Cazorla le ilusiona sobremanera el poder realizar la pretemporada con el Villarreal y, por qué no, acabar fichando por un club al que conoce a la perfección y que está dispuesto a ayudarle en todo lo que sea necesario. «Sé que hay mucha ilusión y eso me da mucha fuerza y mucha alegría. Por eso quiero que la gente sepa que voy para competir al máximo nivel, que en el momento que no pueda hacerlo, seré el primero en dejarlo. Si no puedo aportar, no estaré. Yo no quiero engañar a nadie y menos al Villarreal», dice.

Pese a todo lo que le ha tocado vivir en los últimos tres años y medio, el asturiano nunca ha dejado de esforzarse para superarlo y este verano entrena como el que más. Recientemente lo ha hecho con los juveniles del Alavés, completando el trabajo que realiza en solitario: «Ahora ya hago de todo, ya entreno con normalidad y hago lo que me propongo. Ya entreno con normalidad y me siento bien. Hay días mejores y otros peores, pero es verdad que acabo y lo hago satisfecho. La prueba de fuego será la pretemporada. El poder estar con un equipo de máximo nivel y en una pretemporada. Hasta ahora entrenaba con juveniles, con el Unionistas de Tercera, con los que he estado muy a gusto, pero ahora quiero ver cómo van las cosas con un equipo como el Villarreal. Ahí veré de verdad cómo estoy».