María y Katia, de 14 y 12 años, son hermanas y viven en Irpín (Ucrania), zona de influencia de la catástrofe de Chernóbil. Pasarán el verano en Castelló, respirando un ambiente libre de radiación y eliminando hasta un 75% de la que acumulan a lo largo del año por vivir en la zona de influencia de la antigua central nuclear. Su familia aquí son Martina y Jesús, de 27 y 30 años, una joven pareja que en cuanto tuvieron recursos, no dudaron en traerse a las niñas.

María era acogida por otra familia cuando conoció a Martina en un encuentro de la Asociación Niños de Ucrania-Castelló (Aniuk-Cas). En ellas despertó un vínculo especial y, cuando Martina se enteró de que la antigua familia de acogida de María no la podía traer, enseguida se ofreció para traerla.

«Entonces no tenía trabajo pero cuando lo encontré enseguida me puse en contacto con la asociación para traer a María», explica Martina. De eso hace cuatro años y, verano tras verano, María vuelve a su casa de Castelló. Además, Martina también pidió acoger a su hermana, Katia, de 12 años, y ahora son los cuatro quienes forman una gran familia.

Porque el vínculo que se crea entre las personas que acogen y los niños acogidos es de verdadera familia. María y Katia se dirigen a los padres de Martina como abuelos, y tiene primos y tíos. Tal es el apego que Martina también ha viajado en invierno a Ucrania para verlas. «Cuando no están las llamo y me paso horas acostada en la cama hablando con ellas», relata la joven castellonense.

En Irpín, las dos pequeñas viven con su abuela a la que llaman «mama». María, quien domina el español, asegura que quiere venirse a vivir a Castelló. «Aquí podré estudiar y así poder traer a mama y mi hermana», cuenta la casi adolescente. En Irpín, ir a la escuela es casi un actividad de riesgo. El camino que tienen que atravesar hasta llegar al colegio es como un bosque, sin luz. «Un peligro», dice la niña. Por eso, este año han probado a recibir las clases por internet y solo los exámenes han sido presenciales.

Además, son familias muy humildes y la falta de recursos, junto con la contaminación, hace mella en el desarrollo de las niñas. Hasta la alimentación se ve reforzada durante el tiempo que están aquí. «María era muy bajita y cada verano pega un estirón», cuenta Martina quien también intenta enviar dinero cuando están en Ucrania para ayudarles en la alimentación.

Por eso quieren quedarse en Castelló. Aquí van a la escuela de verano, a la playa, tienen amigos, amigas, disfrutan de las fiestas, hacen turismo por otro pueblos de la provincia y celebran los cumpleaños. Una vida cotidiana para muchos menores pero que para ellas es especialmente gratificante.

El proceso de adaptación ha sido diferente en cada una de ellas. Mientras María es más abierta y se relaciona con más facilidad, Katia todavía no domina el idioma y no se acaba de adecuar a la alimentación. Eso sí, ha hecho piña con Jesús, con quien comparte juegos, confidencias y momentos de relax. En María ya se vislumbran las ganas de volar y buscar un futuro mejor lejos de su pueblo natal. En Katia, todavía persiste ese apego familiar que nubla la lucha de un porvenir mejor.

Acogimiento

Como todos los años, la Asociación Niños de Ucrania-Castelló (Aniuk-Cas) ha traído este verano a 21 niñas y niños de Ucrania afectados por la catástrofe de Chernóbil para que pasen el verano en la provincia de Castelló con sus familias de acogida. Llegaron la madrugada del sábado 16 al domingo 17 de junio al aeropuerto de Valencia y desde allí se trasladaron a Castelló en autobús, donde les esperaban sus familias españolas para llevarlos a los que serán sus hogares hasta el próximo 31 de agosto: Alcossebre, Almassora, Benicàssim, Borriana, Castelló, Nules, Orpesa, Segorbe, la Vall d'Uixó y Vila-real.

En estos dos meses y medio los menores, de entre 5 y 17 años y pertenecientes a familias desfavorecidas, se benefician de un ambiente libre de radiación, eliminando hasta un 75% de la que acumulan a lo largo del año por vivir en la zona de influencia de la antigua central nuclear de Chernóbil, previniendo de este modo la aparición de enfermedades de distinto tipo y mejorando su salud actual, y también futura.

Durante su estancia en la provincia pasan revisiones médicas, odontológicas y oftalmológicas y disfrutan en sus lugares de residencia con las familias que los acogen, que habitualmente repiten con los mismos niños y niñas hasta su mayoría de edad, creándose fuertes vínculos entre ellos. Este año se han sumado tres nuevas familias que traen a dos niños y una niña en su primera estancia en España para beneficiarse de este programa.

Cualquier persona interesada en este tipo de acogimiento temporal puede contactar con la asociación a través de internet (www.aniukcas.org), Facebook (https://www.facebook.com/VacacioneSSaludables/ o correo electrónico (aniukcas@yahoo.es).

El accidente de la central nuclear de Chernóbil se produjo el 26 de abril de 1986. Fue la mayor catástrofe nuclear de la historia. La explosión tuvo lugar en el cuarto bloque de la central nuclear de Chernóbyl, situado a solo 120 kilómetros de Kiev, la capital de Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia.