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Ciento un años del Instituto Francisco Ribalta

El volumen monográfico sobre el centro de bachillerato, publicado por el fotógrafo y editor Pascual Mercé, se presentará en el mes de septiembre

Ciento un años del Instituto Francisco Ribalta

Durante más de dos siglos, Castelló rindió homenaje a Francisco Ribalta, bien fuera dedicándole su parque romántico, el instituto de bachillerato y hasta una placa en la presunta «casa natalicia» de la calle de Enmedio. Todo ello, claro está, con el convencimiento de que el pintor tenebrista había nacido en la capital de la Plana y no en tierras de Lérida. Esta creencia -hoy desmentida- todavía perduró en los años siguientes a la Guerra Civil, en 1943, cuando al Instituto de Segunda Enseñanza se le quiso adornar con la gracia del gran artista catalán del barroco.

Durante la contienda, según noticia que da el historiador Francesc Mezquita, fue cuando el centro llevó el nombre de Juan Marco, en memoria de un antiguo bachiller caído en el frente de Teruel en defensa de la legalidad republicana.

Centenario... y mucho más

Pero el «instituto» de Castelló, tal como nos recuerda el profesor Jaime Peris, no arranca en 1917 con la inauguración del edificio que levantó Francisco Traver Tomás en la avenida del Rey, del que el año pasado se conmemoró el primer centenario. Los estudios medios se implantaron en 1846, con la habilitación del antiguo convento de Santa Clara (en ese momento expropiado y con sus monjas trasladadas a Vila-real).

Con el cambio de centuria y la creación del Ministerio de Instrucción Pública, Álvaro Figueroa, conde de Romanones y responsable del mismo, impulsa un nuevo plan para la creación de «Institutos Generales y Técnicos que abarcarán no solo los actuales estudios de segunda enseñanza sino las enseñanzas técnicas, del Magisterio, y las de Agricultura, Comercio, Bellas Artes, y Artes Industriales, así como las de enseñanzas para obreros».

Tal como ha dejado escrito Peris (en las páginas del libro que se presenta el próximo miércoles) el impulso definitivo para la construcción del nuevo centro castellonense se debió al presidente José Canalejas. A juicio del profesor de Historia y autor de algunos capítulos de esta monografía sobre el Instituto Ribalta, con esta inactiva educativa (más ambiciosa que otras similares promovidas en capitales de mayor peso demográfico) el político pudo pretender la demanda de los suyos y, así, complacer: «el deseo del partido liberal, para mejorar su posición en el distrito, donde el partido republicano era hegemónico, siendo el segundo partido el conservador católico, llamado el Cossi».

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