Tres años de gobierno municipal de la izquierda en Castelló se resumen desgraciadamente en dos palabras: enfrentamiento social. Esa es la consecuencia de no atender los problemas reales de los vecinos y dedicar esfuerzos continuamente a crear polémicas estériles que intentan enfrentar a los ciudadanos. Lo han hecho cambiando cruces por medias lunas en el geolocalizador municipal, vetando el himno regional el día de la Comunitat Valenciana mientras exhibían esteladas, anunciando la retirada de la Cruz del Ribalta que desde 1979 rinde homenaje a todas las víctimas, o eliminando el bilingüismo del topónimo de nuestra ciudad.

Y es que la división interna sobrevuela todas y cada una de las decisiones políticas de este equipo municipal, que gobierna para unos pocos y no para la mayoría, con la constante imposición de Compromís y el sectarismo de Castelló en Moviment inundando el día a día político de Castelló. Una división interna marcada por el desgobierno, con continuas trifulcas que ponen de manifiesto la existencia de 2 ayuntamientos. Una «Casa de los Líos» que no debería tener cabida en nuestra ciudad.

Por si fuera poco, tienen a 5 miembros del equipo de gobierno en los juzgados por primera vez en la historia de nuestra ciudad, presunta malversación de caudales públicos, acoso, prevaricación, falsedad documental, delito electoral y negociaciones prohibidas. Un equipo de gobierno en el que, por si fuera poco, están a la orden del día los enchufes, tanto por parte de los socialistas como por parte de Compromís. Dedazos en deportes, en fiestas, en urbanismo, en policía o en planificación económica, sumados a todos los asesores del equipo de gobierno, arrojan una cifra de 765.000 euros anuales en sueldos «a dedo» que pagamos entre todos. Y no es que la política de este equipo de gobierno merezca aplauso alguno o justifique el tener a su disposición tantos cargos de confianza, al contrario. A día de hoy no hay en marcha ningún proyecto que mejore la ciudad. Lo vemos en la casi nula programación cultural del Teatro Principal, donde se ha desahuciado a las compañías y los proyectos culturales locales, y se deciden las actuaciones desde un despacho de València, totalmente alejado de la realidad castellonense.

El sectarismo se extiende a todas las áreas municipales sin distinción: desde nuestras fiestas, donde el equipo de gobierno ha desautorizado a gaiatas, collas i ens vinculats, suplantando con imposiciones la voz y voto del propio Món de la Festa, hasta la Banda Municipal, en la que la izquierda ha aprobado en solitario, sin el apoyo de sindicatos, oposición o sus propios socios de gobierno unas bases sin consenso que aniquilan cualquier atisbo de promoción interna.

En definitiva, tres años plagados de opacidad, incumplimientos y un enfrentamiento social e interno del gobierno que ha convertido el pacte del Grau con el que accedieron al gobierno en un verdadero pacte del Frau.

Frente a este barco a la deriva en que quieren convertir a nuestra ciudad, el Grupo Popular hemos denunciado ya sus incumplimientos y las demandas vecinales en más de 1.200 preguntas en comisiones e iniciativas plenarias. Una acción de oposición que pasa por intentar poner luz donde ellos pretenden que haya sombra, hacer propuestas para nuestra ciudad, denunciar sus falsas promesas, fiscalizar la acción del gobierno y construir, junto con los vecinos, una alternativa posible y viable de futuro para nuestro Castellón. Porque otra forma de hacer las cosas es posible, basta con gobernar para todos, sin distinción.