Castalia jamás olvidará al equipo que sacó de Tercera al CD Castellón. De madres a hijos y de abuelos a nietas, el relato se impondrá como legado, saltando de historia en historia, de hincha en hincha, de generación a generación como inicio de una nueva era. La primera noche de cada verano el albinegrismo contará el Castellón-Portugalete de ayer, el 1-0 que sacudió la ciudad, y brindará por ello feliz, por la sufrida pero victoriosa final del play-off de ascenso a Segunda División B. El júbilo que le siguió fue algo para recordar: el compromiso colectivo, el gol del ángel Colomer -el héroe inesperado-, y la portería a cero de Zagalá, providencial como en la ida en La Florida, guardián del arco desde el principio hasta el pitido final del árbitro.

A veces la felicidad se encuentra en lugares insospechados. A veces la magia es caprichosa y destroza todo lo imaginado. Las más de quince mil personas que llenaban Castalia debieron de pasar la semana soñando cómo, dónde y quién metería el gol del ascenso. Y ni siquiera el propio Colomer, que llevaba meses sin jugar, podría quizá imaginárselo. Pero la felicidad es así, ya se sabe, se encuentra de repente en cualquier lado, asoma en la esquina de Tribuna con Gol Norte, por ejemplo, ayer en ese cuadrado mágico: en el minuto 62, después de un córner, el central Enrique apareció en la posición de extremo, recibió el balón y levantó el centro y, en el área, entre las torres de zagueros vascos, irrumpió David Colomer, letal e iluminado, para cruzar a la red el testarazo.

El Castellón sufrió para llegar hasta ese momento. Lo hizo contra el Tropezón, lo hizo contra el Sant Andreu, lo hizo toda la temporada y en la final no iba a ser de otra manera. El partido se coció en una caldera de nervios. Asfixiado por dentro, el Castellón se templó al encontrar aire por fuera. Del equipo tiró el más joven, el menos experimentado, la gran sorpresa en el once y en teoría quien más debía acusar un paisaje semejante, pero no: Colomer dio una lección de personalidad en el costado diestro, y su verticalidad sirvió para volcar el partido a campo contrario. Por el otro lado ayudaron Marenyà y Juanjo, uno bajándola al piso y el otro estirando la lona desde el lateral, ambos con cuajo. Poco a poco Castells y Forner repartieron terrenos en el medio, crecieron hasta tomar el mando, y el equipo a la vez se fue asentando.

El equipo de Escobar había capeado el arranque de color visitante apoyado en sus centrales, y con el paso de los minutos fue acumulando acercamientos. Desde la media distancia, tiros de Forner, Marenyà y Cubillas que tapó el portero; uno casi al final del irregular Cristian que se marchó cerca del palo; y en el área, por arriba, un cabezazo de Cubi a centro de Juanjo que se fue alto.

El Castellón había conquistado las sensaciones y el Portu además se pegó un tiro en el pie: el punta Bonilla sacó el brazo a paseo en dos saltos y fue expulsado en el minuto 42 por doble amarilla. Contra pronóstico, la siguiente ocasión fue del Portugalete, y fue muy buena, fue la mejor. El aperitivo fue una falta lateral que concedió Enrique y la zaga sacó apurada, a córner. El córner lo enroscó directo Txaber y lo despejó como pudo Zagalá, y la bola de vuelta la cabeceó Ukerdi en el segundo palo, desde cerca y a quemarropa. Como en la ida, Zagalá reaccionó felino y evitó el gol del Portugalete con una extraordinaria parada.

En superioridad

Pasado el susto, el Castellón dominó la segunda parte en superioridad numérica. El Portu, limitado, se aferró a cazar alguna contra y exprimir la pelota parada. Los de Escobar concedieron alguna falta de más, pero defendieron con atención cada envío al área. El centro del campo orellut cogió el envite por las solapas y ya no lo soltó. El merodeo culminó con el gol de Colomer a la hora de juego.

Ya había entrado entonces Serra por Cristian: Marenyà cambió de posición y, junto al resto de pivotes, se hizo capataz en el medio. El equipo lo agradeció, como después las piernas frescas de Nuha y Javi Rubio. Los dos tuvieron a la contra la sentencia, pero el portero del Portu sacó manos de categoría. El Castellón se esforzó por no equivocarse, por mantener la calma al amparo de Dealbert y Arturo, los centrales, y aunque pisó el alambre del desastre en alguna cobertura al límite, amarró la portería a cero como el tesoro que en realidad era. Así pasó un minuto y luego otro y hasta el 94, cuando el árbitro señaló el cielo. Entonces, por una vez y por fin, las lágrimas fueron de alegría en Castalia.

Ficha técnica:

Castellón. Zagalá, Enrique, Dealbert, Arturo, Juanjo, Marc Castells, Ximo Forner, Marenyà, Colomer (Javi Rubio, min. 80), Cristian Herrera (Javi Serra, min. 59) y Cubillas (Nuha, min. 75).

Portugalete. Mediavilla, Garmendia, Artabe, Natxo, Moya, Txopi (Nuñez, min. 70), Platero (Josué, min. 73), Ukerdi, Bonilla, Txaber y Bengoetxea (Mendez, min. 86).

El Gol. 1-0, min. 62: Colomer.

Árbitro: Monterrubio Torres, del colegio aragonés, asistido por Mediavilla Pellicena y Martín Salvador. Amonestó a los locales Castells, Cubillas, Enrique y Colomer; y al visitante Moya. Expulsó al visitante Bonilla en el minuto 42 por doble amonestación.

Estadio: Municipal de Castalia, 15.300 espectadores. Terreno de juego en óptimas condiciones. Marenyà capitaneó a los locales y Moya a los visitantes.