Ver desovar a una tortuga resulta un espectáculo único e indescriptible. Tanto que muchos planifican sus vacaciones de verano para viajar hasta la otra parte del mundo con el propósito de asistir a un fenómeno inolvidable. Sin embargo, no hace falta cruzar el Atlántico y recorrer miles de kilómetros para ser testigo del milagro de la naturaleza. Solo hay que tener un poco de suerte. La misma que permitió a vecinos y bañistas de la playa Els Terrers de Benicàssim vivir el sábado una noche realmente imborrable.

Sobre las 22.00 horas el 112 de Emergencias registró varias llamadas alertando de la existencia de una tortuga que comenzaba a construir un nido sobre la arena para depositar sus huevos. «Nos informaron que de repente salió del mar y, tras avanzar unos metros, estaba haciendo un agujero», explicó ayer José Luis Crespo, uno de los técnicos del Oceanogràfic de València que se desplazó hasta Benicàssim.

Rápidamente se activó el protocolo de Varamiento, del que además forman parte la Universitat Politècnica de València y la conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural. Los biólogos, que permanecieron en la playa hasta las dos y media de la madrugada, constataron que efectivamente un ejemplar hembra de tortuga boba ( Caretta caretta, por su nombre científico) trataba de construir un nido. Desgraciadamente María, como así se le ha bautizado -nombre de la persona que dio el primer aviso-, no completó el proceso.

«Tuvimos mala suerte, pero también es normal. Muchas veces simplemente acuden a una playa para explorar, y parece que podría ser el caso», subrayó Crespo quien, no obstante, aclaró que «tampoco descartamos que esta tortuga naciera en esa playa hace 30 años». Y es que la especie, «en un 99 %», precisó, siempre regresa al lugar dónde afloró.

A pesar de que María no llegó a poner sus huevos, los técnicos pudieron instalarle un emisor de seguimiento satélite. «Así la tendremos controlada en todo momento y si decide volver a Benicàssim o construir su nido en otro sitio lo sabremos enseguida», comentó el técnico del Oceanogràfic de València.

Cambio de hábitos

Si bien es verdad que la tortuga boba prefiere otros territorios con aguas más cálidas y tranquilas para reproducirse (Florida o el Caribe, por ejemplo), lo cierto es que cada vez es más común su avistamiento en la costa del Mediterráneo. Por este motivo, los biólogos piden la máxima colaboración de los ciudadanos, como ocurrió el sábado en Benicàssim, para notificar la presencia de cualquier ejemplar en el litoral.

«La experiencia de ver una hembra depositar los huevos es algo singular y entre todos tenemos que hacer lo posible por cuidar a esta especie», aseveró José Luis Crespo.

Caretta caretta es la más común de las tres tortugas que habitan en el mar Mediterráneo. Está considerada una especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Los esfuerzos para su protección requieren de la cooperación no solo de las administraciones públicas, sino también de una mayor concienciación de la sociedad, con gestos como el que tuvo la persona que el pasado sábado alertó al 112 del presencia de María.