«No jugamos para aprender, sino porque nos divertimos y aunque uno de los efectos colaterales sea el aprendizaje, no se le puede atribuir únicamente esa función a los juegos», ha asegurado Oriol Comas, escritor y erudito de los juegos de mesa, quien impartió la conferencia inaugural «Un mundo de juegos» del primer curso de verano de la Universitat Jaume I de Castelló en 2018, «Inteligencia en juego: beneficios de los juegos de ingenio para la mente y el cuerpo».

El escritor inició su intervención explicando que al juego «le acompaña un sentimiento de tensión y alegría y la conciencia de «ser diferente» durante el espacio tiempo que dura la partida». Comas enumeró el decálogo del juego planteado por «Barcelona juga», una agrupación de personas vinculadas con el mundo de los juegos, y en el que se incluyen conceptos como cultura, criterio, diversión, reto, igualdad, experimentación, comprensión, sociabilidad, conocimiento o libertad.

Respecto al aprendizaje, Comas indicó que en la escuela hay dos maneras de incluir los juegos, una sería usar los juegos para el aprendizaje y otra sería introducir determinados mecanismos del juego en los procesos de aprendizaje, la llamada gamificación.

El escritor opina que debemos transmitir a los más pequeños la idea de «jugar para divertirse» y no es partidario de «dejarlos ganar» porque «el juego es un pequeño laboratorio donde aprender tanto a saber ganar como a saber perder».