Quince años después de haber validado la primera aprobación y adjudicación provisional del PAI Doña Blanca Golf, el Ayuntamiento de Torreblanca continúa en su empeño de sacar adelante este macro proyecto cuyas obras no han llegado a comenzar. Tres lustros de tramitaciones para que esta urbanización con campo de golf de 1,9 millones de metros cuadrados pueda ver la luz. El ejecutivo local aprobó el pasado martes unas nuevas bases, pero las reticencias del secretario a seguir con el proceso, la situación del campo o los plazos que marca el Pativel plantean dudas sobre su futuro.

Doña Blanca Golf es el único proyecto de estas características en la comarca de la Plana Alta. Una zona residencial con un campo de golf a primera línea de playa que, desde hace quince años, todos los gobiernos locales han vendido como el futuro de Torreblanca. Desde la aprobación del programa y la adjudicación provisional de las obras a Torremar en 2003, muchos han sido los obstáculos que este proyecto ha tenido que ir salvando como la entrada en concurso de acreedores de la urbanizadora o el constante cambio de legislaciones. Quince años después se lanzan ahora unas nuevas bases para poder adjudicar de nuevo el proyecto.

«Si el PAI no se hace ahora, ya no se hará», sentencia así de contundente la concejala de Urbanismo Rosana Villanueva. Y es que la sombra de Pativel planea sobre este proyecto valorado en 50,5 millones de euros. El plan dio una moratoria de cinco años más una prórroga de otros cinco (diez en total), para terminar la urbanización. El ejecutivo local siempre confió en cumplir los plazos por lo que no llegó a alegar contra el Pativel, hecho que el PP les ha echado en cara en diversas ocasiones. El plazo de ejecución de las obras es de 60 meses.

Esta cuenta atrás choca con la posición del secretario municipal, que abogó por caducar el PAI aprobado en 2003 y comenzar con una nueva programación. Esta postura le acarreó unas duras críticas por parte del gobierno local, que apostaron por continuar la tramitación. Dos días después de aprobarse las bases, el secretario pidió una baja temporal de un mes. Otra de las incógnitas afecta al campo de golf, propiedad de la masa concursal de la antigua urbanizadora Torremar. El ejecutivo liderado por la socialista Josefa Tena y el PP se lanzan las culpas mutuamente sobre ello. Aún así, el gobierno no duda de que el campo se hará.

Además, la situación de Torreblanca contrasta con la vivida por el otro macro proyecto de la comarca, el PAI Marina d'Or Golf, de unos 18 millones de metros cuadrados entre Cabanes y Orpesa. Anulado por el Tribunal Superior, el Ayuntamiento de Cabanes descartó incluirlo en su nuevo PGOU tras escuchar las directrices de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio.

En su lugar han planteado una urbanización terciaria de uso turístico para hoteles en una superficie de un millón de metros cuadrados. Por el contrario, Orpesa sí incluyó en la revisión de su PGOU los cerca de 2 millones de metros cuadrados de Marina d'Or Golf.