El pleno de junio volvió a centrarse, una vez más, en un tema que no era para nada una preocupación en esta ciudad, pero que el bipartito ha convertido en polémica de primer orden: el cambio del topónimo. Un tema que ha creado confrontación en la sociedad castellonense por la imposición del Pacte del Grau de modificar el nombre del lugar donde vivimos, sin haberlo consensuado con los vecinos, que están indignados por que no se ha contado con su opinión para cambiar algo tan importante y significativo como el nombre de su propia ciudad.

Y mientras el bipartito ha centrado el debate en el topónimo, de lo que deberíamos estar hablando es, por ejemplo, de por qué 350 negocios han bajado la persiana en Castellón, un efecto que vemos especialmente en nuestra ciudad. Basta pasear por nuestras calles para comprobar como cierra negocio tras negocio. Incluso el propio bipartito, en rueda de prensa de balance de Empleo, ha reconocido que existe un problema grave de Relevo Generacional en nuestra ciudad y, con un cinismo que ofende, aseguran que no saben cómo resolverlo. Pues tienen un maravilloso Plan de Relevo Generacional, que impulsamos desde Ciudadanos y se aprobó en pleno, pero que está guardado en un cajón. Y han destinado sólo 15.000 euros en ayudas totales para nuestro comercio mientras se han gastado 6.000 en la campaña del topónimo. Desde Cs seguimos reclamando ayudas al comercio local, bajadas de impuestos para nuestras pymes e iniciativas prácticas que ayuden a cerrar menos negocios.

En lugar de polémicas inventadas, deberíamos estar hablando de por qué Castellón tiene la mitad de jóvenes con trabajo que hace un década, además con contratos de corta duración y salarios bajos, y buscar soluciones. Desde Cs insistimos en medidas para luchar contra la precariedad laboral, en Formación Profesional específica y acordada con las empresas, en no asfixiar a quienes generan trabajo. Queremos hablar de cómo generar una oferta turística de calidad para que Castellón despunte respecto a otros destinos y cómo ampliar la llegada de turistas a todo el año. De lo que deberíamos hablar es de cómo prepararnos ante la llegada de las altas temperaturas, frente a los incendios o las plagas que están afectando a nuestra salud y también a nuestro turismo; deberíamos estar hablando de cómo conseguir que nuestra ciudad esté limpia de una vez por todas; de implantar acciones rompedoras y efectivas para concienciar a nuestros jóvenes frente al bullying o las drogas; de cómo fomentar la natalidad ante los registros más bajos de nacimientos desde el año 2000; de cómo hacer más fáciles los trámites a los castellonenses; de cómo conseguir que no se maten más animales en nuestra perrera; tantos y tantos temas.

Pero el bipartito prefiere centrar sus esfuerzos, sus recursos y su tiempo en eliminar el castellano del nombre de nuestra ciudad. Porque sin duda, lo importante, lo más urgente, lo que nuestra ciudad más necesitaba es que en ningún papel oficial volviese a aparecer Castellón/Castelló sino sólo la forma valenciana. Cuestión de prioridades. Mientras el bipartito sigue obsesionado con sus polémicas estériles, en Cs estamos centrados en lo que de verdad importa a los castellonenses. Este Castelló mío, este Castellón nuestro, ay, ay!