El próximo miércoles 25 de julio se cumplirán 80 años del comienzo de la Batalla del Ebro. Como hijo de republicano y humilde trabajador socialista de la localidad de Cinctorres, explicaré algunos hechos relacionados con dicha batalla. Mi padre combatió en la Batalla del Jarama como soldado con el Batallón Villarrobledo y encuadrado tácticamente dentro de la Brigada Mixta nº 68 y en la Batalla del Ebro como camillero en la Brigada Mixta nº 95. Al perderse esta última Batalla del Ebro pasó exiliado a Francia y fue retenido en el campo de concentración de Argelés, a los quince días fue trasladado al campo de concentración de Barcarés.

Cuando los alemanes invadieron Francia fue obligado en 1942 a construir el Muro de Defensa del Mediterráneo, construyendo desde la frontera española hasta la italiana durante cuatro meses, fortificaciones, búnkeres, nidos de ametralladora, pozos de tirador, etc. Con la curiosidad de que únicamente trabajaron los exiliados republicanos españoles y los refugiados italianos, también destacaré que cobraron el sueldo diario francés de ese año a pesar que estaban presos, al finalizar dicho muro fue inspeccionado por el Mariscal Romel, según consta en los Archivos del Instituto de Historia Militar de Madrid.

Mi padre me decía que en la retaguardia del frente de Madrid republicano, había un sacerdote en su batallón que «enseñaba a leer y a escribir a los soldados». Debo señalar que en aquella época había mucho analfabetismo en España y que hoy en día todavía es un hecho muy desconocido.

El día 4 de agosto de 1949 regresó mi padre a su pueblo, Cinctorres, resaltando que no pudo venir antes porque el alcalde de dichos años no le firmó la autorización y sin la cual era imposible venir de Francia. Recordaré que el general Franco ya como Jefe de Estado había publicado un Decreto el día 9 de octubre de 1945 en el Boletín Oficial del Estado que decía, que todos los exiliados republicanos en el extranjero podían regresar a sus pueblos y ciudades si no estaban acusados ni imputados por algún hecho sucedido durante la Guerra Civil.

Destacaré una frase muy antihumana del alcalde de Cinctorres de 1945. Alcalde de misa y comunión diaria, al enterarse mi abuela viuda de este decreto fue a implorarle y le dijo: «Si firmas la autorización mi hijo podrá venir de Francia y me podrá ayudar en los trabajos del campo». Él contestó: «No tengo nada contra ti ni contra tu hijo, pero sufrid los dos un poco más».

Subrayaré que mi abuela fue una trabajadora pobre de un pueblo mísero de montaña que enviudó al año de nacer mi padre y no tenía ningún familiar a su lado que le podía ayudar. Resaltaré también que cuando llegaron al pueblo una avanzadilla de moros del General Aranda que mandaba el Cuerpo de Ejercito de Galicia saquearon todas las casas de las personas que habían votado a los partidos de izquierda y a mi abuela le robaron cuatro jamones del cerdo que se mataba por Navidad y que guardaba para todo el año, así como los trozos de lomo que los guardaba en jarrones de cerámica para el verano porque es cuando segaba el trigo, la cebada etc. También se llevaron los chorizos y las morcillas e igualmente se le incautó la mula que empleaba para el trabajo del campo y que le prometió un teniente que se le devolvería cuando conquistasen Valencia (nunca se la devolvieron).

Afortunadamente, hubo una vecina del pueblo a la que no le robaron su mula que tenía y le ayudó muchísimo a mi abuela en dichas tareas del campo, por lo cual quiero rendir un homenaje a mi abuela, una de muchas mujeres españolas de izquierdas que sufrió abusos, humillaciones y atropellos por parte de los vencedores de la Guerra Civil.

Asimismo, agradezco con estas palabras a su hijo Manuel que vive actualmente en Cinctorres el detalle muy humano que tuvo su madre con mi abuela durante los diez años de exilio que estuvo mi padre en Francia, la madre de Manuel falleció hace muchos años. Aprovecho también para agradecer y felicitar a su nieta Mari Carmen, guía turística de Cinctorres por el trabajo y gestiones que realiza.

También comentaré y según la documentación que consulté hace algunos años en los Archivos militares de la Subdelegación de Defensa en Castelló , que mi padre no estuvo acusado ni imputado en ninguna causa de guerra. Hay que recordar que se enfrentaron, según algunos historiadores, unos 300.000 soldados y se calcula que murieron entre 40.000 y 60.000 de ellos. Opino que se podrían explicar, por ejemplo, los duros combates entre el día 9 y el 19 de agosto de 1938 en la Cota 705 de la Sierra de Pándols de la localidad de Pinell de Brai en la comarca Terra Alta y que los mencionados combatientes republicanos pasaron mucha sed e incluso hubo muchos soldados que tuvieron que beber su propia orina.

Mi padre al ser hijo de viuda no realizó el servicio militar, pero cuando el Gobierno republicano necesitó más soldados, fue movilizado en noviembre de 1936 por la Caja de Reclutas de Castelló, realizó la instrucción en Cuenca y con el Batallón Villarrobledo combatirá en el frente de Madrid, participando en la Batalla del Jarama, al cabo de unos meses fue herido en la localidad de Seseña, provincia de Toledo y fue trasladado al Hospital de Ocaña.

Luego le concedieron una convalecencia y disfrutó de permiso, incorporándose al frente y luchando en la Batalla del Ebro. Al comenzar el día 1 de Septiembre la 2ª Guerra Mundial, es trasladado por el Gobierno francés desde el campo de concentración de Barcarés a un acuartelamiento de la ciudad de Lyón junto a otros exiliados republicanos. Su trabajo será cargar bombas y material de guerra durante muchos meses a los camiones para ser trasladado al Norte de Francia donde estaban las defensas francesas cerca de la linea Maginot.

Cuando invadieron los alemanes Francia se replegará en retirada junto a otros compañeros soldados exiliados republicanos, franceses y personas de otros países que huían del avance alemán hasta llegar al sur del país, después de varios meses caminando a pie llegará a la localidad de Mont Luis.

Terminaré relatando lo que me contó mi padre, al perderse la Batalla del Ebro a finales de noviembre de 1.938. Los oficiales republicanos recibieron ordenes de sus mandos, que aquel que quisiera, podía abandonar las trincheras y huir a Francia. Pese a ser un ejército derrotado y en retirada, los nacionales-rebeldes se ensañaban con los republicanos y bombardeaban las carreteras principales, por las que huían tanto militares como civiles, obligándoles a tomar caminos y senderos cargados con las pocas pertenencias que habían podido salvar.

Mi padre empezó a combatir el día 8 de febrero de 1937 en el frente de Madrid, en la Batalla del Jarama, y cruzó la frontera francesa el día 8 de febrero de 1939. Quisiera que este texto-reportaje se pudiera convertir en un pequeño homenaje para aquellos combatientes que, como mi padre, lucharon por sus ideas políticas, para tener trabajo y para que no fueran los trabajadores explotados ni abusaran los caciques que había en todos los pueblos.

*Comandante del Ejército de Tierra retirado