El desembarco de Santa María Magdalena en Moncofa se desarrolló ayer con mucha emoción y pasión por el día más importante para la localidad en las fiestas municipales.

Los aproximadamente cerca de 20 marineros convocados representan a la tercera generación de navegantes que se ofrecieron a llevar por orden hereditaria a la virgen a través del oleaje con fervor y admiración a su patrona.

Esta vocación a la Santa nace en el año 1423 cuando el rey Alfons V el Magnànim volvió a tierras valencianas con 8 naves y 22 galeras bajo las órdenes de sus lugartenientes. Transportaban a Marsella víveres y una imagen de la virgen. La tripulación se topó con un temporal que hizo que tuvieran que descansar de su travesía en las costas de Moncofa y se vieron obligados a desembarcar en sus playas a la imagen de Mármol de Santa Maria Magdalena.

Al tratar de volver a emprender la marcha, subieron todo lo que transportaban de nuevo a los navíos, incluida a la Santa, pero cuando intentaban partir con ella a bordo, el oleaje volvía a enfurecerse y entendieron que la patrona quería quedarse en el municipio a dónde pertenecía. El impacto y clamor que este hecho causó entre los ciudadanos de la localidad es plasmado anualmente en una canción popular: « Santa Maria Magdalena la portaven, per la mar la duien de Marsella i a Moncofa va parar».

Durante el acto, unas niñas recitan, tal y como marca la tradición de más de dos decenios, unos versos de un pasaje de la Biblia que se refieren a la virgen mientras la sacan del agua y la llevan al inicio de la procesión.

Programa y tradición

Más de 600 años de historia y más de 20 de tradición en los que anualment pasan entorno a 5.000 y 8.000 personas a favor de la patrona. El fervor que acompaña a este día se mantiene anualmente. El acto dura entorno a 30 minutos, pero el alcalde de Moncofa, Wences Alós asegura que «Santa María Magdalena permanece en el agua transportada por los marineros aproximadamente 10 minutos» a continuación, siguiendo con el programa «se inicia la procesión en la que se lleva a la Santa hasta ermita y allí comienza la misa para todos los feligreses».

A partir de las 8 tras la ascensión a la ermita y la oratoria comienza a las 23.15 el castillo acuático y a continuación un baile, ambas actividades nocturnas para cerrar el día y de las que se puede disfrutar gratuitamente.

«Este es un día de afluencia masiva y de gran encanto turístico. Siempre está lleno de gente y es un impulso para hacer cada año de esta fecha algo especial» añadió el primer edil quien además, afirmo que: «Siempre es un éxito y lo vivimos con pasión».