¿Qué es Wonder Ponder?

Las cajas de Wonder Ponder están llenas de escenas curiosas y preguntas intrigantes que invitan a la reflexión y al diálogo. Su vocación es la de estimular el desarrollo de un pensamiento propio, a través de la pregunta. Quien se atreva a abrir las cajas, no encontrará respuestas. Solo interrogantes sobre nuestra realidad más cotidiana o la más extravagante. Y solo encontrará preguntas que disparan hacia otras preguntas. Podríamos decir que las cajas de filosofía visual se proponen como un modo de mirar el mundo desde el extrañamiento y por eso las escenas que contiene, son una especie de imágenes provoca-preguntas.

¿Y por qué deberíamos hacernos con una de estas cajas?

Wonder Ponder es una manera de acercar a los lectores a algunas de las grandes preguntas de la filosofía de forma seriamente divertida. Abrirlas es una invitación al juego y al descubrimiento. Y el conjunto de escenas que contienen facilitan la construcción de un mapa visual y conceptual del tema abordado en cada título.

¿Quién está detrás de esta locura?

Detrás de esa locura hay un trabajo de estrecha colaboración entre tres mujeres: la filósofa Ellen Duthie, la ilustradora Daniela Martagón y la editora Raquel Martínez Uña. Este julio se cumplen cuatro años de una relación que nació con el ansia de hacer lo que querían, como ellas querían, en un espacio de exploración, juego y curiosidad compartida. Un proyecto que nace, crece y se enriquece a través de las miradas en contrapunto de las tres y que va haciéndose un lugar en el mundo editorial infantil pasito a pasito, sin prisas y siguiendo siempre la máxima de que siga siendo estimulante y placentero. Su proceso de creación son horas y horas de plantearse preguntas capaces de componer el mapa visual del tema elegido, pensar en posibles escenas, dibujarlas y volverlas a dibujar. Un trabajo que no acaba en las paredes del coworking que comparten, sino que se enriquece con miradas externas (amigas, criaturas, colegas...) y que acaba convirtiendo los últimos meses de preparación de una caja en una especie de explosión colectiva. Una forma de trabajar que convierte el camino en un espacio de exploración y que se alarga más de lo que concebimos como «habitual».

«¡Pellízcame!» es el cuarto número. ¿Cómo ha evolucionado el proyecto?

¡Pellízcame! es, quizá, el título más metafísico de Wonder Ponder. Se abordan temas más metafísicos, como la realidad, la imaginación y los sueños, que a todos nos hacen tambalearnos un poco, porque ¿quién no se siente aunque solo sea un poco inquieto ante la posibilidad de que la vida sea un sueño? Pero, si te fijas, el enfoque de las escenas y las preguntas es igual de juguetón, divertido y provocador que en los demás títulos de la serie... ¡al menos eso hemos intentado!

¿Es posible que no existan propuestas similares en el mercado?

La historia de la literatura infantil y en general la producción de libros para los pequeños y jóvenes se ha cruzado tradicionalmente con el tema de la educación en valores. Teresa Colomer suele decir que las sociedades siempre han estado más interesadas en educar la moral de las criaturas que en su educación literaria? Y aunque el panorama está lleno de títulos muy interesantes, que comprenden la literatura como lo que es, hay una gran parte de la producción (aquella que más salida tiene) que se centra en tratar de responder preguntas que nos hacemos los adultos sobre temas que nos parecen infantiles (y ahí el boom con los libros sobre la gestión de emociones, la gestión de los hábitos, etc.). En este panorama, los libros que se toman en serio a los niños, los libros un tanto incómodos, cargados de preguntas sin respuestas como los de Wonder Ponder, existen pero se mueven en circuitos especializados, de la mano de libreros y libreras expertas y apartados de los circuitos más comerciales.

Por otra parte, tu relación con la literatura infantil viene de lejos. ¿Cuáles son tus otros proyectos paralelos?

Hace ya algunos años que me dedico a la literatura infantil y a la mediación literaria. Todo empezó en la pequeña biblioteca de la playa de Almassora, donde descubrí la mirada de los niños y algunos de los autores y libros que me movieron a especializarme y, con el tiempo, a dedicarme a ello. Después de eso, empecé a escribir un blog sobre álbum (uno de los formatos que me parecen más interesantes de la literatura infantil contemporánea) y a formar a maestras, a bibliotecarias y a familias en literatura infantil y en cómo acercar los libros a los pequeños, tanto en contextos escolares, como en contextos más lúdicos, como la biblioteca o nuestra casa. Mi vida laboral transcurre entre cursos sobre cómo acercar los libros a los bebés (uno de los temas que más me apasiona), talleres de educación literaria en escuelas, laboratorios de lectura, seminarios sobre álbum o proyectos sobre biblioteca escolar.