E n las jornadas del Sexenni de Morella se celebra la salvación de todos los habitantes de la localidad por la gracia de la Virgen de Vallivana.

El impacto de estos días se refleja de forma importante en la parte económica. Los primeros en notar los indicios de estos festejos tanto en el turismo como en los hábitos de la población local, son los comercios de la zona.

Durante la mañana del miércoles, en las terrazas y los interiores de las cafeterías y los bares los asistentes disfrutaron de los primeros actos desayunando y almorzando los bocadillos, cafés y pastas tradicionales.

La calle central del municipio es un reclamo tanto por su construcción, por las vistas y por supuesto, la decoración expresamente diseñada para esta ocasión que se da cada seis años en honor a la Virgen.

Los olores te invitan a pasear por toda la localidad y adentrarte en los pequeños comercios que muestran todos sus productos, en su mayoría artesanales, para llevarse un recuerdo de esos días tan especiales.

Los bares y restaurantes son los primeros en ofrecer una parte no tan positiva de estos picos de turismo que se vuelcan en apenas dos semanas cada seis años. Todos definen la experiencia como «agobiante y abrumadora».

Muchos de los gerentes de los locales no pueden atendernos por la gran cantidad de trabajo.

El encargado del bar Casa Pere comenta que «no nos da para atender a todos correctamente» aunque afirma que las primeras medidas se tomaron, como siempre, «al inicio del verano porque ya tuvimos que contratar a más empleados». Además, lamenta que esto afecta directamente a la reputación del establecimiento pues «muchos de los clientes se enfadan con razón porque llevan mucho tiempo esperando o porque te has equivocado en el pedido, es normal, somos dos para demasiada gente», aun así añade que no se pueden quejar «los ingresos que deja el Sexenni, a pesar de que haya que triplicar la productividad, se notan y se agradecen muchísimo».

En el Restaurante Blanca aseguran que «los turnos que vamos a hacer nosotros son los 5 habituales, tres de comidas y dos de cenas; la diferencia es que estamos ya completamente llenos» y explica que «todos los años es igual, mucha gente de golpe y lo fuerte empieza el viernes, cuando llega la Virgen llega también el turismo». Por otro lado el Bar Chófer aseguró que «no tenemos turnos, ven cuando quieras desde las 9 horas hasta la 1 de la mañana vamos a estar atendiendo, no se puede desaprovechar estos días que son cada seis años».«Los turnos de comida los que la gente quiera no hay mucho más misterio, a las ocho horas cerramos», añade.

En la Gorreta 2 «estamos con un poco de susto por lo que queda, pero cuando acaba, es un corte radical y por supuesto lo que más vendemos es el flaó la empanadilla típica de Morella, 5 por 6 euros».

Por otro lado, desde una tienda de recuerdos «Casa de Brujas» explicaron otro de los factores de cambio que viven los comercios durante los diez días de fiestas «como las zonas están restringidas para los vehículos en muchos puntos, tenemos que madrugar más para recibir los camiones de suministros».

Por último, el Bar Chófer aseguró que durante todo el día la gente acude a pedir mesa sin parar, «no hay un momento en el que haya más afluencia porque durante todo el día estamos a tope», pero añade que «no nos quejamos, ojalá durante estos días siga así».