Estos días me he acordado de cuando, en mis tiempos de estudiante en Valencia, un compañero de piso, estudiante de psicología, al llegar a casa después de clase nos contó el experimento del perro de Pavlov. Nos contó que aquel fisiólogo ruso comprobó que si se ponían alimentos en la boca de un perro hambriento, aquel empezaba a salivar (reflejo de salivación), pero también se dio cuenta, de que el animal también salivaba oliendo o viendo la comida. El experimento lo complicó un poco más tocando una campana cada vez que se le daba de comer al can. Al final sólo con tocar la campana el perro ya salivaba. A esto se le llamó «respuesta condicionada», porque un estímulo neutro como la campana, se termina convirtiendo en un estímulo condicionado. El científico ruso formuló la ley del reflejo condicionado, que supone que cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, cuando una tiene lugar trae a la otra a la mente.

Me he acordado de la historia de Pavlov, porque estas semanas Pablo Casado está sufriendo el síndrome de la ley del reflejo condicionado. Si alguno de ustedes tiene la oportunidad de estar cerca del líder popular diga en voz alta: ¡máster!. En cuestión de segundos comprobará como se produce el reflejo condicionado y el sr. Casado, que no salivará pero sí que empezará a repetir como un poseso las palabras «inmigrantes» e «independentistas». Se trata de un reflejo condicionado para intentar desviar la atención, no sólo sobre su famoso máster sino sobre su vertiginosa velocidad en aprobar la segunda mitad de la carrera de Derecho. Se ha dicho en prensa estas semanas que tras siete años para aprobar la mitad de la carrera de Derecho, aprobó todas las otras asignaturas casi a la vez en un mismo curso (eso sí, una vez que fue nombrado diputado de la Asamblea de Madrid). El dirigente popular con su carrera de Derecho ha hecho una remontada a lo Hamilton, en Alemania, cuando del puesto decimocuarto remontó hasta ganar la carrera. De idéntica manera Casado les ha pasado por encima a todos sus compañeros de promoción (al menos a los del último años).

La sobreactuación de Casado en materia de inmigración le está llevando a situaciones tan poco creíbles y difíciles de mantener una cosa y la contraria. Tras mentir sin ningún pudor hace unas semanas, cuando acusaba al presidente Sánchez de hacerse una fotos (que nunca se hizo) con los inmigrantes del Aquarius en València, sin embargo, no tuvo empacho alguno en ir a Algeciras a hacerse un publirreportaje con inmigrantes. Tras criticar a Sánchez por haber acogido al Aquarius en España luego le echaba en cara porqué no volvía a acogerlo nuevamente. También acusa a Sánchez de un "efecto llamada", cuando el sabe muy bien que se trata de un efecto "puerta cerrada" causada por la negativa del xenófobo ministro italiano Salvini a recibir a mas inmigrantes en suelo italiano. Ese mismo ministro que el mismo día que se hundió el viaducto de Génova se fue de fiesta a una cena de la Liga Norte.

Desde el gobierno se le ha replicado a Casado que la inmigración está repuntando desde el año 2016 y que el año que más inmigrantes han entrado en España ha sido en 2017 (21.989) bajo el gobierno de Mariano Rajoy, cuando todavía no se había cerrado la frontera italiana. Frente a la inactividad del PP, desde el gobierno socialista se ha habilitado de urgencia un Centro de Acogida Temporal de Extranjeros, además el ministro del Interior, Grande-Marlaska ha visitado Marruecos, Argelia y está pendiente de viajar a Mauritania para buscar soluciones a la inmigración. Asimismo, esta misma semana España ha conseguido que el barco Aquarius sea acogido en un puerto de Malta y que los inmigrantes sean acogidos por varios países, entre ellos España. Se está haciendo también un gran esfuerzo para que todas las autonomías colaboren solidariamente con Andalucía para el acogimiento de los menores no acompañados que están llegando a nuestras costas?.Cuando se intenta explicar todo esto en las tertulias de televisión o radio, si hay un tertuliano del PP contesta con el otro reflejo condicionado de Casado «independentistas».

Una vez lanzado el balón fuera del área, se pasan al mantra de que «Sánchez está sentado en la Moncloa gracias a los independentistas», tal como ayer viernes dijo la exministra del PP, Dolors Monserrat, aprovechándose del aniversario de los atentados de las Ramblas de Barcelona y Cambrils para lanzar ese misil contra el gobierno, olvidándose de que ayer debía de haber sido un día para recordar a las víctimas y sus familiares. También podría haber pedido perdón a las víctimas por el abandono que han sufrido durante casi un año por el gobierno del PP. Asimismo, en el día de ayer fue patético el discurso de Torrà, así como su negativa a saludar al Rey. Todo el mundo sabe que ni es monárquico ni se siente español, pero eso no le autoriza a faltar al respeto al rey en un acto institucional (os lo dice un republicano). No se puede entender cómo se ha podido permitir que un maleducado de libro esté utilizando el título de Molt Honorable President de Catalunya. Pero por encima de todos los anteriores comentarios, lo que ha sido vergonzoso es que entre muchos a las víctimas se les haya hurtado su día.