Tras la tormenta de medallas llega la calma estival. Ariadna Edo encara su «primer verano en mucho tiempo» tras obtener dos bronces en el Europeo paralímpico de natación celebrado en Dublín. Un merecido y «necesario» descanso, pues la nadadora castellonense lleva tres temporadas consecutivas compitiendo al más alto nivel. Aquel bronce que alzó en los Juegos Paralímpicos de Río de 2016 cambió su vida, según sus propias palabras, y ahora el éxito se ha convertido en una agradable rutina. Algo que espera que no cambie antes de la cita olímpica de Tokio 2020.

La máxima competición de natación paralímpica a nivel continental deja a Edo con un buen sabor de boca. «Aunque no he nadado todas las pruebas como a mí me gustaría porque es muy complicado prepararse para todas a la vez, estoy muy contenta con mi rendimiento», se congratula la atleta. En cierto modo, ya auguraba lograr una presea en los 200 metros estilos, una de las pruebas en la que más cómoda se siente. No hubo sorpresa alguna en Dublín y la deportista de 22 años bajó su tiempo y se adueñó del bronce. Con lo que no contaba era con la medalla en los 100 libres, por más que ya la ganara en el último Mundial. «No es mi prueba, pensaba que ganaría mi compañera Marian Polo, pero lo bordé y firmé un muy buen tiempo», afirma.

Esa alegría inesperada compensa haber rozado otras dos medallas en 100 espalda y 50 libres. «La primera la nadé para ayudar a la selección y aumentar la participación del equipo, mientras que los 50 metros se me quedan un poco cortos porque me manejo mejor en las distancias largas», detalla Edo, que encuentra consuelo en el hecho de que fuera su compañera de selección la que le impidiera colgarse el metal. En ambos casos, eso sí, logró subir puestos respecto a clasificaciones anteriores y mejorar sus tiempos.

Habiendo contribuido a las 52 medallas de España en Dublín con un par de preseas, su gran objetivo de la temporada, Edo quiere aprovechar las dos últimas semanas de agosto para gozar del descanso que lleva años sin tener. «Han pasado tres temporadas desde mi último verano de verdad, por lo que quiero reposar y disfrutar hasta que reanude los entrenamientos en septiembre», confiesa la deportista. Es consciente de la importancia del descanso para seguir acumulando éxitos, pero tiene claro cuáles son sus próximas metas. A dos años vista, Edo ya piensa en el Mundial del año que viene en Malasia y, sobre todo, en los Juegos Paralímpicos de 2020 en Japón. El primero es importante porque «ganar un oro o una plata allí concede una plaza para Tokio».

Su gran objetivo

«Si logro clasificarme, serán mis Juegos», vaticina confiada la nadadora castellonense a falta de conocer qué mínimas exigirá el Comité Paralímpico Español. Edo aspira a todo tras sorprender en Río con un bronce que la postula como una de las grandes favoritas para la cita en Tokio. De obtener plaza, la castellonense considera que acudiría al campeonato en un momento idóneo de su carrera. «Tendré una edad perfecta, ya no tendré 18 años ni seré novata como en Brasil», comenta. Por físico y experiencia, Edo confía en brillar en las piscinas japonesas como lo hizo en las cariocas.

En 2016, Edo pasó de competir a nivel autonómico a obtener un bronce en unos Juegos Paralímpicos. Aquella presea cambió su vida por completo, especialmente a nivel deportivo. «La exigencia ahora es máxima, no entrenar no es una opción incluso en los días en los que no me apetece demasiado», relata la medallista paralímpica. No ha cambiado, empero, en su forma de ser. Sigue siendo la misma joven que goza de invertir tiempo con sus amigos y que anhela acudir a uno de los múltiples festivales que se celebran en Castellón junto a ellos. «Pese a que aparezco más en los medios de comunicación, conservo las mismas amistades y sigo siendo la misma», asevera. Sin embargo, con la única excepción de su ambición, sí que ha cambiado en la piscina. Y a mejor, pues Edo es una de las mayores promesas de la natación paralímpica.