Benicàssim celebró ayer la primera de las tres jornadas dedicadas al modernismo de los años 20. Belle Époque, que cumple su sexta edición, recreó la vida de los residentes en una época dorada, con el siempre mágico entorno de Las Villas, centro neurálgico de la actividad social benicense.

La despreocupación y el optimismo se respiraron a orillas del Mediterráneo, llenando de nostalgia en un viaje en el tiempo.

Así, la apertura del mercado modernista supuso el inicio oficial de la sexta edición, en la que no faltaron los talleres para los más pequeños, así como las exposiciones y espectáculos circenses, que se prolongaron pasadas las 11 de la noche, a cargo de la compañía The Incredible Box frente a Villa María.

El público pudo disfrutar del globo cautivo, aunque para realizar un paseo fue necesaria la reserva previa y acudir con vestimenta de la época.

Tampoco pasó desapercibido el teatro itinerante con salida desde Villa del Mar. Para los más curiosos y melancólicos hubo visita guiada por las villas, con el hotel Voramar como punto de partida.

Hoy, la Big Band de Onda

El aperitivo de ayer tendrá hoy continuación con el día, quizás, más importante del Belle Époque de Benicàssim. Ya no solo en número de actos, sino también en importancia.

Así, evocando a las orquestas de los años 30 actuará por la noche la Big Band de Onda, acompañada con la voz de la castellonense Bárbara Breve y con la presencia también como solista del clarinetista Chema Peñalver.