Dicen que a Hicham le sienta bien la noche y ayer lo demostró. A la hora de juego y con el partido en el alambre, los focos de Castalia iluminaron la maniobra letal del delantero del Castellón, que decantó con su habilidad y puntería la eliminatoria de Copa frente al Conquense. El 1-0 planta a los albinegros en la segunda ronda, donde se medirán al Calahorra a partido único y a domicilio.

Estaba anoche el Castellón jugando regular tirando a mal, pero a veces eso no importa, o importa menos cuando tienes futbolistas capaces de jugar un partido aparte. Parece ser de esos el guadianesco Hicham, que apaga y enciende el interruptor sin venir a cuento. Puede pillarlo despistado un rechace en la frontal, como en la parte final del primer tiempo, y puede enchufarse de golpe en una jugada cualquiera, y convertirla en una jugada única, como en la jugada clave del segundo.

Algo así ocurrió en el minuto 61. El Castellón se había llevado un susto gordo, porque Álvaro había desviado con lo justo, rectificando en escorzo, un tiro picudo de Peláez que escupió el palo, y el Conquense acumulaba más avisos, más llegadas. Crecía ese runrún tan de Castalia, cuando irrumpió en el partido Eneko Satrústegui, uno de esos futbolistas que conviene tener de tu parte. Porque en ventaja aparecieron todos, pero en la duda el partido lo levantaron unos pocos. Y Satrústegui giró sobre su imponente corpachón y aceleró como un tractor sin arado, trituró el carril izquierdo y conectó con Hicham en la frontal del área. Ahí Hicham cambió el tractor por la Vespa: derrapó, frenó, cambió de ritmo y de pierna y cruzó la bola a gol con clase y sutileza.

Fue ese el mejor momento de la noche y del Castellón, que no mantiene con regularidad el potencial que por momentos insinúa poder alcanzar. Incapaz de trenzar una jugada desde la cueva, la producción ofensiva del primer tiempo se limitó a dos vías. El robo alto tras presión o la pericia del ariete Máyor para buscarse la vida. En una recuperación de Marc Castells en campo contrario llegó la primera ocasión. Castells abrió la bola a la entrada de José Carlos al área, pero éste disparó contra el cuerpo de un zaguero después de sentar con un recorte al primer rival. No volvió a inquietar el Castellón hasta el descuento de la primera mitad. El propio José Carlos enroscó fuera una falta provocada por Hicham.

El equipo albinegro pasó de puntillas por el primer acto, un poco a verlas venir. Algo más constante fue el caudal de ataque del Conquense, que empezó avisando a pelota parada con una falta botada por Gérica. Asomó con frecuencia pero sin colmillo el equipo visitante, siempre rematando fuera: un cabezazo franco de Fran Pérez, otra llegada de Gérica, un disparo de Adhibe..

En ventaja

El segundo tiempo se abrió lluvioso y con disparos lejanos. Puig desvió con apuros uno de Muguruza, y Álvaro hizo lo propio con otro de Peláez. Cuando la tormenta se ponía fea apareció Hicham y dejó de llover, en la metáfora y en lo real. El Castellón manejó con apocamiento la ventaja, sin acabar bien las jugadas, confiando en el paso del tiempo, y además el Conquense nunca se rindió. Apareció entonces el portero Álvaro y negó el gol del Conquense dos veces: a De Pedro en un tiro cruzado en el 73 y a Jairo, en la última y tapando ángulos, ya en los minutos de prolongación.