Los municipios vinculados a las desaladoras de Orpesa y Moncofa mantienen negociaciones con Acuamed para revisar al convenio y, entre otros cambios, proponen que se rebaje las previsiones de consumo a las necesidades reales actuales.

Acuamed firmó en 2006 los respectivos acuerdos de las dos desaladoras proyectadas en la provincia; con Benicàssim, Orpesa y Cabanes en el caso de la planta de Orpesa, y Xilxes y Moncofa en la instalada en esta última localidad. Realizó unas estimaciones de suministro en base a los planes urbanísticos que se diseñaron en pleno «boom» inmobiliario. Pero con el pinchazo de la burbuja los PAIs se quedaron sin desarrollar y las previsiones de consumo de las desaladoras ahora se ven inviables. El alcalde de Moncofa, Wences Alós, subraya que a su municipio les corresponden cinco millones de hectómetros al año cuando tiene un consumo real de un millón.

Los ayuntamientos piden al Ministerio de Cambio Climático que adapte los convenios a la realidad de estos momentos y que asuma, asimismo, los costes de amortización de las obras. Consideran insuficiente la primera oferta de revisión trasladada por Acuamed, que plantea una moratoria de tres años en el pago de la inversión por parte de los municipios, y la búsqueda mientras tanto de nuevos socios que ayuden a asumir la amortización.

El primer edil de Moncofa destaca que dentro de tres años se encontrarían con la misma problemática y sostiene que se deben modificar los convenios antes de que empiecen a operar las desaladoras. «Seguir con unos convenios que fijan en Moncofa una asignación de cinco millones cuando consumimos uno al año es irreal», insiste Alós.

Acuamed necesita poner en marcha las dos desaladoras antes del 31 de marzo de 2019 para no devolver 35 millones que aportaron los fondos de la Unión Europea para su construcción. Los ayuntamientos esperan ahora una contestación de la sociedad estatal a su contrapropuesta.

Mientras tanto, Acuamed ultima un convenio con una empresa azulejera para que haga uso de la desaladora de Moncofa. La cerámica quiere utilizar la planta para poder ampliar su superficie productiva, ya que las localidades del sur de Castelló padecen un déficit hídrico que frena posibles ampliaciones residenciales e industriales.

En este sentido, Moncofa, Xilxes, la Vilavella o la Llosa consumen más agua de la que tienen adscrita en el Consorcio de Aguas de la Plana.

La citada empresa tiene dificultades para garantizar la suficiencia hídrica de su proyecto de expansión. Con la desaladora espera resolver esta problemática e impulsar su crecimiento en el polígono de Xilxes.

Ha solicitado un consumo máximo anual de 500.700 metros cúbicos, que corresponderían a la reserva de agua de la dotación hídrica que está adscrita a la Confederación Hidrográfica del Júcar.

La ejecución de la desaladora de Moncofa costó 55 millones de euros. Comprende una capacidad productiva al año de 10,5 hectómetros cúbicos, ampliables a 21. Además de asegurar la suficiencia hídrica de la zona, pretende también dar una solución adecuada a los vertidos de salmuera en la Vall d´Uixó y Nules.