Cerca de 2.000 personas participaron ayer en la XXIII Trobada de Quintes d'Almenara con la habitual fiesta de las paellas. Un año más se volvió a llenar la carpa gigante habilitada en el Recinto Ferial que se convirtió en epicentro de los eventos musicales y gastronómicos. La alcaldesa, Estíbaliz Pérez, destacó la «elevadísima participación de nuestros convecinos en un acto en el que los vecinos y vecinas de Almenara comparten una comida de hermandad con sus quintos, o sea con los nacidos el mismo año».

Por ello, ayer se reunieron a comer desde los más jóvenes, la quinta de 2018, que son los festeros y festeras, con 18 años, hasta los más mayores en una jornada gastronómica marcada por el buen ambiente.

La charanga «el Minador» amenizó las celebraciones, que prosiguieron con una discomóvil y una fiesta especial con motivo del 20 aniversario de la Quinta 1998. Algunas quintas decidieron guisar las paellas a leña en el lugar habilitado, pero otras las concinaron en sus bajos particulares o bien las encargaron en los bares del municipio.