El otro día me encontré a un amigo mio que se dedica al transporte con un camión grandísimo, que lleva contenedores con cerámica desde los centros productores de la provincia al puerto de Valencia, al de Castellón o a algunas ciudades dentro del país.

Le pregunté qué tal le iban las cosas con un vehículo de esa naturaleza y me dijo que no mal del todo, ya que hace algunos años, desde Onda, Ribesalbes, Alcora, etc., se habían hecho carreteras, rotondas, rondas de circunvalación y accesos a los puertos, que les pemitían circular con cierta fluidez. Sin embargo, me dijo que ya no veía obras tan importantes como aquellas, sino algunas chapucillas y, en su opinión, en algunos tramos de todas estas carreteras estimaba que hacían falta obras de reasfaltado. Estaba un poco molesto con tantas críticas al pasado -y es apolítico-, porque desconocía si muchos se habían hecho ricos de manera ilegal, dada la lentitud de la justicia, pero las obras se habían hecho y él las ha podido aprovechar diariamente.

La filosofía de quién curra muchas horas para ganarse un sueldo, es tremendamente clarificadora. Pero poco a poco nos vamos acercando a un periodo electoral; por eso aparecen encuestas que no se las cree ni el más optimista de los políticos, porque en caso contrario ya estaríamos votando, o declaraciones de quienes ocupan puestos en todas las administraciones, sean quienes sean sus titulares, que dan cuenta de unos hechos y realidades que recorriendo la ciudad o la provincia no las constatas.

Creo que la gente cada vez traga menos ruedas de molino y que medita la importancia que va a tener su voto. Por eso va siendo hora de que cada vez los partidos políticos vayan mostrando sus cartas de cara al futuro; que vayan enseñando la patita por debajo de la puerta para no encontrarnos con sorpresas que disminuyan el valor del voto, por los posteriores bipartitos, tripartitos o hasta cuatripartitos si hace falta.

Estos últimos días hemos leído y escuchado lo que piensan algunos grupos respecto del futuro de las diputaciones o lo que les gustaría qué fuera el futuro de las mismas. Esta claro que tanto Compromís como Podemos, en la voz de algunos dirigentes regionales serían partidarios de su eliminación y de centralizarlo todo en la Generalitat. El partido socialista todavía no se pronuncia con claridad. El mismo presidente Ximo Puig ha pedido un debate sosegado sobre las mismas, porque es consciente de la repercusión «electoral» que ello puede tener.

Para que nadie me acuse de tibio o de eludir una opinión clara, les digo que soy contrario a su desaparición. Miren, últimamente la Diputación de Castelló ha aprobado su segundo plan 135 para invertir 25 millones de euros en los 135 municipios de la provincia. Y a lo largo de los últimos años se ha defendido siempre todo lo provincial desde el palacio de Les Aules. Recordamos el Hospital Provincial, centro de referencia en oftalmología y oncología; el centro de rehabilitación de obras de arte, los museos de Bellas Artes y el Espai d´Art Contemporani; la consolidación del Teatro Principal; el Centro de Educación Especial de Pe­nyeta Rotja; las exposiciones de arte sacro en diferentes puntos de la provincia; el funcionamiento de Castelló-Cultural, que ha pasado a mejor vida; el mantenimiento en pleno funcionamiento y rehabilitación periódica del Castillo de Peñíscola, el apoyo a los importantes festivales de música que se celebran en verano en diferentes localidades; el esfuerzo para mejorar el nivel de vida en los pequeños pueblos creando el Transporte Rural con fines médicos, las unidades de respiro, las ayudas a la natalidad, etc, por no concluir señalando lo que costó la creación de la UJI, torpeada por la Generalitat y la Universitat de València en su momento, aunque al final fue el presidente Lerma quien vió que si no daba via a la misma ganaría pocos voto; y ,sobre todo, ya en los últimos años, el esfuerzo que hizo la Diputación Provincial para la construcción del aeropuerto que con más o menos eficacia tenemos funcionando y con un esperanzador futuro.

Ya no quiero remontarme a los tiempos en que se «obligó» a que la Caja de Ahorros de Castelló, que gozaba de una excelente salud económica, acudiera al rescate de la de València con el resultado final que todos conocemos.

Espero que comprenda el lector porqué he manifestado mi punto de vista contrario a la desaparición de las diputaciones. ¿Coordinación? Toda la que se quiera. ¿Absorción o ninguneo? Nada. Y respeto cualquier opinión en el mismo sentido o contrario. Jaime I, ese sí que fue un buen conquistador.