Ya han comenzado las clases en la inmensa mayoría de centros docentes españoles. Bienvenido sea el cursoescolar y académico 2018-2019. Por desgracia para los alumnos marginales de este país nada ha cambiado. Se cambian gobiernos, ministros, cargos ejecutivos en las entidades bancarias y en consejos de administración de las empresas del Ibex 35, pero, en cambio, no se resgistra ningún cambio para el sector marginal del alumnado. Para vergüenza de los responsables educativos del país —con transferencia de competencias o sin ella— en el colectivo marginal en el ámbito educativo todo sigue igual.

Desde la Fundación Punjab, era por entonces noviembre de 2007, a las autoridades educativas autonómicas y locales, se denunció la grave situación que vienen sufriendo el más vulnerable colectivo dentro de la grey estudiantil. Se propusó un PROYECTO ESPECIFICO DE CENTRO, insertado en un Plan Estrategico por la Integración Educativa de la Infancia. Desde entonces hasta hoy, pues eso, nada de nada. Y eso que desde el Consejo de Europa, con su Marco de Cooperación Europea en Educación y Formación 2020, como del propio Gobierno de España, con su Estrategia Nacional para la Inclusión Social de la Población Gitana 2012-2020, abunda la retórica de buenas voluntades. Así, pues, las recomendaciones surgen por doquier en todos los organismos.

Los oídos sordos, sin duda, son más fuertes. Cuando oímos al consejo de Europa se nos estremece el corazón cuando dice: «urge interrumpir la transición intergeneracional de pobreza y exclusión social de los menores gitanos desde su más tierna infancia». En cuanto a la Estrategia Nacional me asalta la duda de si es o no vinculante. Lo obvio es que en la práctica no lo es. Que lástima, cuánto esfuerzo desperdiciado creando expectativas para que a la hora de la verdad quede todo en agua de borrajas. Elevar la participación en el mercado de trabajo y reducir el desempleo, reducir la temporalidad y la segmentación del mercado laboral, reforzar el trabajo a tiempo parcial y la flexibilidad interna de las empresas, mejorar y adecuar las competencias profesionales a las necesidades del mercado, promover una rápida y adecuada reinserción de las personas en el mercado de trabajo y promover la igualdad de género, son los compromisos contraídos por nuestro país en el Programa Nacional de Reformas.

De igual modo, en el ámbito de la educación, y dentro del Marco para la Cooperación Europea en Educación y Formación 2020 cuando establece sus objetivos que son de vital importancia para la situación de una parte importante de la población gitana cuando ennumera: hacer una realidad el aprendizaje a lo largo de la vida y la movilidad, mejorar la calidad y la eficiencia de la educación y la formación, promover la equidad, cohesión social y la ciudadanía activa y, por último, afianzar la creatividad y la innovación, incluyendo el espíritu emprendedor, en todos los niveles de educación y formación. Y eso que desde el Consejo de Europa, con su Marco de Cooperación Europea en Educación y Formación 2020, como del propio Gobierno de España, con su Estrategia Nacional para la Inclusión Social de la Población Gitana 2012-2020, abunda la retórica de buenas voluntades. Así, pues, las recomendaciones surgen por doquier en todos los organismos. Los oídos sordos, sin duda, son más fuertes. Cuando oímos al consejo de Europa se nos estremece el corazón cuando dice: «urge interrumpir la transición intergeneracional de pobreza y exclusión social de los menores gitanos desde su más tierna infancia».

La Constitución Española y la legislación europea ampara los derechos y libertades de las ciudadanas gitanas y no-gitanos y establece los principios de la no discriminación, de igualdad de derechos y oportunidades además del reconocimiento y la protección de la diversidad cultural, religiosa y lingüística. Nuestras organizaciones se proponen combatir activamente cualquier forma de racismo, antigitanismo o xenophofia activando una serie de políticas dirigidas a reparar la memoria histórica de una cultura y un pueblo perseguido injustamente que ha sufrido de forma secular intentos continuados de asimilación y de genocidio, por ello se reafirma la plenitud de derechos de la ciudadania siendo la infancia marginal parte de esa ciudadania aunque en la actualidad una situación de manifiesta desigualdad estructural respecto a sus conciudadanos y conciudadanas.

Nuestra pretensión no es otra, por megalomana que parezca, que recoger los anhelos de progreso, bienestar e igualdad de derechos y oportunidades de la infancia escolar marginal ¿No existe demasiada preocupación o, por el contrario, no hay capacidad para resolver el problema de las desigualdades sociales en el ámbito escolar? Después de muchos años en el trabajo con la infancia escolar gitana creo que existe un cierto equilibrio entre el binomino voluntad e incompetencia que se plantea. El plan estrategico ( y las buenas voluntades que acompañan a éste: como la Estrategia Valenciana del Pueblo Gitano) lo acogemos con las dudas del agnóstico, las sonrisas del indiferente y con las inseguridades del escéptico.

Visto lo visto no hay para menos. Ciertamente todo lo referido a cuestiones de estrategias, planes, marcos estrategicos y demás eufemismos para la comunidad gitana se han convertido en un déjà vu. Para los que vivimos el día a día las situaciones que atañen a la infancia más vulnerable la cuestión se ha convertido en una querella de lesa humanidad. Justamente, fagocita a los más débiles. Intolerable.