Una de las vergüenzas que tiene esta sociedad de ritmo trepidante, es el olvido de todo aquello que no nos apetece recordar, quizá porque nos sitúa ante el espejo de unos comportamientos que nada tienen que ver con los valores que tanto nos gusta proclamar de justicia, solidaridad, igualdad, junto a otros que nos hablan de aspirar a un mundo mejor, pero que chocan contra el muro de realidad que día a día queremos esconder, en el que todos esos conceptos se desvanecen. Esa realidad que cubrimos con un velo de silencio, que en los tiempos que corren es como convertirla en algo invisible, irreal, y por tanto no dañina para nuestras acomodaticias existencias, incapaces de tolerar aquello que no sea nuestra Albanta particular.

Pretendidamente, ignoramos muchas cosas, cubriéndolas con un manto de indiferencia. Olvidos con mayúsculas, como la pobreza o desigualdad y olvidos con minúsculas, como el abandono que la sociedad y nosotros mismos ejercemos y consentimos de las personas mayores. Inservibles en una sociedad que idolatra la juventud; invisibles, porque su propia naturaleza les inhabilita para la protesta, por lo que nos acabamos olvidando de ellos.

¿Nos hemos puesto a pensar cuántos abuelos y abuelas son abandonados por sus familias, sumiéndoles en una espiral de tristeza y congoja, que les va a acompañar el resto de vida que les quede? Puede que algunos sí, pero la mayoría preferiría no saberlo, por lo que apuntábamos más arriba. Es esa minoría que trata de enfocar a la vista pública a los olvidados del mundo, la que revuelve nuestras conciencias. Y quizá sea en el arte, el cine, la literatura, el teatro..., donde resida ese último reducto de conciencia, lo que evita que nos despeñemos por el abismo de la indiferencia como seres humanos miserables.

El cineasta castellonense Sergi González, ha hecho que nos revolvamos en nuestros asientos, con su corto "Será nuestro secreto", maravillosamente protagonizado por una niña de 10 años: Martina Caparrós y la maestría de Rosario Pardo. No hay concesiones al vacío mental ni a la elucubración dispersante en este corto, en el que una nieta descubre a su abuela, supuestamente fallecida, en una visita escolar a una residencia de ancianos. A partir de aquí, Sergi González nos invita a la reflexión. Las otras actrices del reparto -curiosamente todas son actrices, quizá porque las mujeres son mucho más sensibles a este tipo de problemas-: María Pedroviejo, Ana Caldas y Rebeca Valls, van abriendo en canal aquellas zonas de nuestro cerebro insensibilizadas por tantos olvidos, conforme el drama, breve, intenso, como no puede ser de otra manera en un cortometraje, va mostrándonos una verdad, que nos abofetea sin compasión.

"Será nuestro secreto", sigue el camino de los trabajos anteriores de Sergi González y su productora Dionisia Films, radicada en Vila-real. En su laureada filmografía agita nuestra plácida mirada del mundo, siempre desde lo cotidiano, desde esos pequeños conflictos personales o familiares, que nos rodean a lo largo de nuestra vida. Consigue poner en valor la importancia de lo pequeño, de aquella brevedad que anunciaba Baltasar Gracián, enseñándonos que era dos veces buena. Esa es la magia de este cineasta afincado en Almassora y proyectado al mundo detrás de una cámara. La magia de hacernos grande lo pequeño, de convertir en universal un conflicto familiar, comunitario, pequeño comparado con los grandes problemas del mundo. Nos invita a reflexionar sobre cómo sería ese mundo si nos fijáramos en los conflictos con los que convivimos diariamente y nos propusiéramos solucionarlos.

En "Será nuestro secreto" nos lanza el dardo de recapacitar sobre el olvido al que se ven sometidos nuestros mayores, y por ende, a todos los conflictos invisibles que deliberadamente nos esforzamos en olvidar.