Vaya semanita la que hemos vivido con las dos fiestas «nacionales». Primero, el día 9 , la de «los valencianos y las valencianas», que conmemoró la entrada de Jaime I el Conquistador en Valencia, después, y el día 12, el de «todos los españoles y las españolas», para celebrar el descubrimiento de América por parte del almirante apátrida Colón. Para el santoral de la Iglesia romana son respectivamente: el día del mártir decapitado Sant Donís con los típicos mazapanes de la mocaorà; y la festividad del Pilar, patrona de la Hispanidad y la Benemérita y, en cuanto a dulces se refiere, la advocación mariana a la que se están dedicados los caramelos/adoquines de Zaragoza.

Hasta aquí todo parece normal. El problema es cuando ambas efemérides apelan a la nacionalidad de los naturales del antiguo reino jaimino en tan breve periodo de tiempo, tan breve que los más espabilados lo toman como puente festivo. Tampoco es necesaria la apelación a Antonio Machín -algo manido que en su día ya utilizó La Trinca- para afirmar, como hacen la mayoría de los valencianos, que se pueden compatibilizar dos patrias, a la vez, «y no estar loco». O eso es lo que repiten con tozudez todas las encuestas desde que existen la demoscópica. De este modo, ya deberíamos estar acostumbrados a la naturaleza dual de nuestra sociedad.

Otras naciones, sin duda menos flexibles que la Comunitat y que estos días también celebran sus diadas (la de septiembre y la de octubre), ahora temen precipitarse hacia la belgización o ulsterización, es decir, que comienzan a experimentar comportamientos propios de los países donde sus comunidades (flamenca o valona, católica o protestante) se muestran impermeables la una con la otra.

En el caso que también nos apela, el español, tampoco se observa mucha mayor ductilidad, pues la «nación de naciones» que a veces se menta, solo es un eufemismo federalista. Así, la «fiesta nacional» recuerda de nuevo al «Día de la Raza» de otrora. Por cierto, la única raza española que existe es la de unos burros que, para más inri, son catalanes.