La primera pregunta es casi obligatoria, ¿cómo se encuentra del esguince en su rodilla izquierda?

La verdad es que bien. Estoy haciendo trabajo en el campo ya. Ha pasado mes y medio bastante rápido, y tengo la cabeza puesta en volver. Creo que estoy evolucionando rápido y eso me pone bastante contento, sabiendo que tengo que hacer las cosas con conciencia y preparándome para lo que viene, que es muy duro y a la vez un desafío lindo.

Se habló en un primer momento de unos dos meses de baja, ¿tiene fecha para volver?

Sí, los médicos habían hablado de entre ocho y nueve semanas, pero creo que lo voy a acortar un poquito. Voy bien, el tema es no apurarme y hacer lo que los médicos me dicen.

El equipo no está rindiendo al nivel que se esperaba, ¿hace eso que tenga más ganas o más prisas por volver para ayudar?

Más allá de la situación actual del equipo y de lo que está viviendo, un jugador siempre tiene las ganas de pisar un campo de juego. Donde sea y donde me toque sumar lo intentaré porque las ganas de estar dentro de la cancha, de poder disfrutar del fútbol que es para lo que vine, están latentes. No veo la hora ya de pisar un campo de juego.

Justamente se lesionó en la tercera jornada cuando estaba siendo uno de los mejores.

Me agarró en un pico muy alto de mi corta carrera, cuando me estaba sintiendo muy a gusto, muy bien adaptado y muy cómodo, pero a veces el fútbol tiene esas cosas y son enseñanzas que me preparan para lo que viene, que son cosas más difíciles aún.

Ha dado el salto a Europa con solo 21 años, ¿se esperaba adaptarse tan rápido?

Sinceramente, no. Las primeras dos semanas se me hizo complicado al dejar allí la familia y llegar a un ambiente totalmente nuevo, pero tuve la suerte de tener compañeros que se han portado muy bien conmigo y me acogieron muy rápido. A partir de ahí, todo se hace mucho más llevadero, mucho más fácil para un jugador que recién arranca. Y hoy por hoy ya me siento parte de ellos.

¿Cómo fueron esas dos primeras semanas en España?

Me informaron dos o tres días antes de que tenía que viajar, que se había cerrado todo con el Villarreal, así que no tuve mucho tiempo para despedirme. Y una vez llegué, estuve dos o tres semanas solo, con la ayuda de mi representante que luego se volvió a Argentina. A los diez o quince días ya llegó mi novia, que es para mí muy importante. Es un sostén que me ayuda cuando decaigo o las cosas no están bien, y tanto ella como mi familia son pilares que un jugador de fútbol necesita para saber sobrellevar esta situación.

Se interesaron por usted River y el Atlético de Madrid, pero fue el Villarreal el que lo fichó. ¿Cómo fue esa llamada?

Sí, se había hablado de algunos cuantos clubes, pero sabía que el Villarreal estaba interesado verdaderamente y que me estaba siguiendo desde hacía algunos partidos. Lo que no me esperaba es que se diera tan rápido, pero pasó y fue una alegría tanto para mí como para mi familia y todo mi entorno. El hecho de ya llegar y encontrarte con jugadores de tan alto nivel es algo que todo chico que arranca a jugar a la pelota lo sueña, así que estoy viviendo un sueño por el que he luchado y lo estoy disfrutando poco a poco.

¿En su mente estaba el hecho de dar ese salto tan pronto o le habría gustado estar más años en su país?

Uno cuando arranca de pequeño a jugar, solamente lo hace por el disfrute, por gozar y divertirse dentro de la cancha. Después, cuando la cosa va creciendo y se va volviendo más profesional, se va trazando objetivos y, a partir de ahí, se trabaja para ir lográndolos y llegar a lo más alto. Y un sueño mío, de jugador de chico, era llegar al fútbol europeo, jugar la Champions League y ganar algún título. Se fue dando, son situaciones de la vida.

Allí es considerado una de las perlas del país y llegó al Villarreal tras solo una temporada y media en el primer equipo de Vélez Sarsfield.

Tuve casi dos temporadas en Vélez, debuté y al siguiente partido ya me tocó jugar de titular en un ambiente mucho más complicado que ahora porque nos estábamos yendo al descenso. Y creo que eso me ayudó muchísimo a madurar rápido como jugador, a saber aguantar la presión de estar yéndote al descenso y que la gente no te ayude. Hoy entro en la cancha en otro ambiente y lo disfruto porque sé que es totalmente diferente a lo que viví en mi comienzo y eso me genera un alivio.

Y, ¿cómo llega Santi Cáseres al mundo del fútbol?

Llegué a Vélez a los siete años de la mano de mi hermano, que es tres años más grande que yo. Desde el inicio de mi categoría hasta que llegué al primer equipo estuve en el mismo club, que es el que me formó y estoy muy agradecido. Luego de eso jugué 37 o 38 partidos y ahí es cuando pegué el salto al Villarreal. Aquí jugué tres partidos y tuve la desgracia de lesionarme, pero sé que tengo mucho tiempo por delante para poder demostrar y devolverle a la gente la confianza.

Su hermano es futbolista, pero su familia en general es futbolera, ¿no es así?

Mi padre no jugó profesionalmente, pero somos una familia muy futbolera, desde mis hermanos a mi mamá. Tengo la suerte de que mi hermano (Ramiro) juega en Vélez y él fue un gran pilar para que yo pueda desarrollar todo en el club y llegar a Primera, y ahora dar este paso.

¿Qué sabía del Villarreal?

Mucho por el hecho de que siempre tuvo jugadores argentinos. Es un club modelo, muy familiar y que desde el momento en el que llegas te acoge y te da todas las herramientas para que uno se sienta cómodo y pueda dar el potencial máximo. Es un club que también exige mucho y que, partido tras partido, tienes que demostrar por qué hicieron una apuesta por uno.

De hecho, aquí coincide con Funes Mori y Barbosa. ¿Le han ayudado a adaptarse?

Sí, el hecho de ser argentinos ya es un lazo que te uno un poco más que a los demás. No digo que con los demás me llevo mal, al contrario, me llevo muy bien, pero el hecho de tener a Ramiro de compañero, que también ha llegado este año al club, me ayudó muchísimo a que la adaptación sea más llevadera y hemos disfrutado estos primeros meses pese a no conocernos de antes.

Ahora que está a punto de volver al equipo, ¿cómo lo ha visto estas semanas?

Con mucha ansiedad y con ganas de volver, por lo menos a apoyar desde el banco. Creo que hay muy bien nivel, jugadores de mucha clase, de experiencia también, y también está la combinación con jugadores jóvenes. Se puede formar un gran grupo, un gran plantel. Han pasado pocos partidos y no tengo duda de que a partir de ahora vamos a empezar a levantar cabeza y a empezar a demostrar el verdadero potencial que tiene este equipo.

¿Qué cree que está fallando?

Tenemos pasajes del partido en los que nos distraemos, no cerramos los partidos porque creamos ocasiones pero no logramos concretar, y el rival no lo perdona. Se nos escaparon varios puntos de esa manera. Pero todo es trabajo. Yo creo que cuando algo se presenta adverso, la única forma de salir adelante es trabajando, potenciando la semana y a partir de ahí demostrarlo en la cancha, que es donde se ve todo el trabajo hecho. En base al esfuerzo y el trabajo del día a día, vamos a lograr cosas muy buenas.

Y, ¿cómo se trabaja el aspecto psicológico?

Es un problema de tranquilidad, de actitud y, a veces, de jerarquía, de saber manejar los partidos cuando la presión o el resultado lo tienes a favor, y saber aguantar cuando el rival se viene. Son aspectos que hay que trabajar durante la semana, son detalles, no errores graves.

Se han perdido partidos en casa contra rivales que, a priori, eran inferiores como la Real Sociedad, el Girona o el Valladolid.

Sí, de hecho, hemos tenido charlas en el vestuario sobre eso porque de visitantes hemos tenido partidos muy buenos -Sevilla (0-0), Leganés (0-1), Athletic (0-3)- y cuando jugamos en casa no lo tomamos de la misma manera y nos costaba los tres puntos. Eso no quiere decir que no hayamos sido protagonistas porque yo creo que la mayoría de los partidos sí lo hemos sido, pero solo con eso no alcanza a veces y tienes que dar un plus en esta liga para conseguir el mayor número de puntos.

¿Cómo ve el nivel de LaLiga Santander?

Muy bien. Uno de chiquito siempre sigue la Liga española porque es una de las mejores ligas del mundo. Siempre tuve la duda desde que llegué a primera de saber qué era jugar en esta Liga, ver si tenías espacios, si tenías la tranquilidad para jugar a dos toques y, hoy por hoy, increíblemente lo puedo verificar. Es una Liga espectacular, hermosa y que se disfruta, y en la que la gente que va a la cancha es como un teatro y eso no tiene precio. Vengo de un clima bastante complicado y diferente a lo que es el fútbol europeo, y para mí es algo muy lindo.

Usted llegó al club con el rol de ser el sustituto de Rodri en una posición en la que ha habido jugadores de gran nivel como Bruno Soriano o Marcos Senna, ¿le presiona eso?

En el comienzo sí tenía algún tipo de presión porque son nombres muy importantes en este club e ídolos de primer nivel, pero más allá de los nombres yo vengo a ocupar mi lugar, a demostrar por sí solo que soy Santiago Cáseres. Todo jugador que llega a un club quiere demostrar y dejar su huella, y esa es mi misión.

La suya es una posición importante y, ahora mismo, muy marcada debido a las lesiones. ¿Influye eso en su regreso antes de lo previsto?

Parece increíble, pero ha sido una maldición. Lo hablaba el otro día con Javi Fuego y él en toda su carrera no se había lesionado, y yo desde los siete años que arranqué a jugar a fútbol tampoco tuve una lesión y aquí, con solo tres partidos, me lesiono. Son cosas que tiene el destino, que te pone a prueba para salir adelante y potenciarte más como jugador y profesional.

Tras el parón, llega el Atlético y el calendario se aprieta, partidos en los que parece que Javi Calleja se jugará su continuidad en el banquillo. ¿Es ese primer choque un punto de inflexión?

Sí. Arrancamos de cero. Desde el último partido que tuvimos, en el que perdimos contra el Espanyol (3-1), hubo un click y el equipo hoy en día está entrenando al cien por ciento. Se le ve en cada entrenamiento, se le ve al técnico que está metidísimo con los jugadores... No tengo duda de que se va a dejar todo estas dos semanas para llegar de la mejor manera y, después, jugaremos el partido como una final, como verdaderamente lo es, contra un equipo durísimo, de primer nivel. Tiene que ser un punto de inflexión para despegar y empezar a sumar puntos y que el técnico pueda demostrar todo el potencial que tiene.

Él tiene una forma muy concreta de jugar (en rombo), pero ha ido cambiando. ¿Cómo se sienten más cómodos ustedes?

El jugador se tiene que adaptar a lo que el técnico proponga en cada partido. Particularmente me puedo adaptar a jugar de doble pivote o de '5' solo como decimos en Argentina. Cualquier cosa que el técnico proponga, uno tiene que estar con predisposición y adaptarse rápido, y a partir de ahí sumar del lugar que toque para ayudar al equipo.